John Barnett, un antiguo empleado de Boeing que criticó públicamente los estándares de producción del fabricante de aviones, fue encontrado muerto en Estados Unidos, confirmaron medios de comunicación como CNN y BBC.

El hombre de 62 años murió el sábado debido a lo que parecía ser una herida de bala autoinfligida, dijeron funcionarios de Charleston, en Carolina del Sur.

Fue encontrado en su camioneta en el estacionamiento de un hotel donde se hospedaba.

En el momento de muerte, Barnett estaba en Charleston para dar testimonio en un juicio contra Boeing que entabló tras denunciar irregularidades.

La semana pasada había sido interrogado tanto por los abogados de Boeing como por sus propios abogados. Tenía previsto volver a comparecer el sábado para responder a más preguntas, pero no acudió a la audiencia, reseñó la agencia EFE.

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Entendemos la atención mundial que ha atraído este caso, y nuestra prioridad es garantizar que la investigación no esté influenciada por especulaciones sino que esté guiada por hechos y pruebas”, dijo el departamento de policía de Charleston.

Mediante un comunicado, Boeing expresó el martes su tristeza por la muerte de su exempleado.

“Estamos entristecidos por el fallecimiento del señor Barnett y enviamos nuestras condolencias a su familia y amigos”, dijo Boeing.

TMZ informó que el abogado de Barnett, Brian Knowles, calificó el fallecimiento de su cliente como una “tragedia” y puso en duda la hipótesis del suicidio.

Esto es lo que se sabe de John Barnett

Barnett trabajó durante 32 años en Boeing y se hizo conocido por expresar de manera constante su preocupación por los estándares de seguridad en la empresa en la producción de aviones. Se jubiló en el 2017.

De acuerdo con BBC Mundo, desde el 2010 se desempeñó como gerente de calidad en la planta de North Charleston, donde se fabrica el Boeing 787 Dreamliner, un avión de pasajeros de última generación utilizado principalmente en rutas de larga distancia.

En el 2019, Barnett le dijo a la BBC que los empleados de Boeing con exceso de trabajo en su planta de Carolina del Sur con frecuencia instalaban piezas de calidad inferior en los aviones. También manifestó que descubrió graves problemas con los sistemas de oxígeno, lo que podría significar que una de cada cuatro máscaras de respiración no funcionaría correctamente en caso de emergencia.

Barnett aseguró que poco después de empezar a trabajar en Carolina del Sur, le empezó a preocupar que la urgencia por fabricar nuevos aviones precipitara el proceso de montaje y pusiera en peligro la seguridad.

También contó que los trabajadores no habían seguido los procedimientos previstos para rastrear los componentes a través de la fábrica, lo que habría permitido que desaparecieran componentes defectuosos.

Además, afirmó que, en algunos casos, incluso se habían cogido piezas de mala calidad de los contenedores de chatarra y se habían instalado en aviones que se estaban construyendo para evitar retrasos en la cadena de producción.

Dijo que había advertido a los directivos de esos problemas, pero la empresa no había tomado ninguna medida.

Boeing negó las afirmaciones de Barnett, pero una investigación de seguimiento realizada por la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos dio crédito a algunos aspectos de sus acusaciones. Un informe encontró que más de 50 piezas no pudieron ser rastreadas y se perdieron en el sistema de la empresa, informó Univisión.

Tras jubilarse, Barnett emprendió una acción legal contra la empresa. La acusó de denigrar su reputación y de obstaculizar su carrera por los problemas que había señalado, acusaciones que Boeing rechazó.

Los problemas de Boeing

Actualmente Boeing se enfrenta a su mayor crisis de seguridad desde los accidentes de dos de sus aviones 737 Max 8, en el 2018 y 2019, en los que murieron 346 personas. Un nuevo avión 737 Max 9 se vio obligado a realizar un aterrizaje de emergencia en enero de este año después de que un panel de cabina reventara durante un vuelo de Alaska Airlines.

Un informe preliminar de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos sugirió que cuatro pernos clave, diseñados para mantener la puerta firmemente en su sitio, no estaban colocados.

Los reguladores dejaron en tierra 171 aviones Max 9 durante varias semanas y todavía están inspeccionando la línea de producción del fabricante de aviones. El director ejecutivo de Boeing, Dave Calhoun, reconoció que la compañía enfrenta un “serio desafío” para recuperar la confianza de los funcionarios y las aerolíneas, precisó el diario británico The Guardian.

Sin embargo, a principios de este mes, Jennifer Homendy, presidenta de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte, reveló que Boeing se había negado a dar información a los investigadores que trabajaron en el tema del tapón de la puerta que se desprendió durante el vuelo de Alaska Airlines, y aún no había proporcionado documentación sobre un trabajo de reparación que incluyó quitar y reinstalar el panel.

Tras el incidente del avión de Alaska Airlines, Barnett, habló con TMZ y dijo que no estaba sorprendido por el percance. Insistió en que había sido testigo de que Boeing se hizo de la vista gorda durante años ante sus preocupaciones por la seguridad. También dijo que el hecho de que se le diera luz verde al avión 737 Max de Boeing para volar de nuevo poco después del incidente fue alarmante.

Esta semana, un incidente a boro de un Boeing 787 volvió a poner el foco en la seguridad de los aviones de la compañía. Según los informes periodísticos, el piloto de un vuelo de Latam Airlines de Sídney a Auckland dijo que perdió temporalmente el control del avión en medio de una caída repentina que arrojó a los pasajeros alrededor de la cabina. Hubo 50 heridos, de ellos varios tuvieron que ser hospitalizados.