Fiscales estadounidenses intentan confiscar cuatro buques tanque que navegan hacia Venezuela con gasolina suministrada por Irán, en el intento de trastornar las relaciones cada vez más estrechas entre los dos aliados antiestadounidenses.

El reclamo de confiscación civil presentado el miércoles por la noche en la corte federal del Distrito de Columbia alega que la venta fue manejada por Mahmoud Madanipour, un empresario vinculado con el Cuerpo de Guardia Revolucionaria de Irán (CGRI), designada por Estados Unidos como organización terrorista extranjera.

“Las ganancias de estas actividades apoyan toda la gama de actividades viles del CGRI que incluyen la proliferación de armas de destrucción masiva y los medios de entrega, apoyo al terrorismo y una variedad de abusos de los derechos humanos en el país y el extranjero”, dijo el fiscal Zia Faruqi en la demanda.

The Associated Press pidió una reacción a la misión iraní ante las Naciones Unidas, pero no recibió una respuesta en lo inmediato.

El gobierno del presidente Donald Trump ha incrementado las presiones sobre los dueños de buques para que acaten las sanciones contra adversarios de Estados Unidos como Irán, Venezuela y Corea del Norte. En marzo emitió un aviso en el que exhortó a la industria naviera a estar atenta ante las tácticas para evadir sanciones como las transferencias entre buques y apagar los dispositivos obligatorios de rastreo, ambas utilizadas en entregas recientes de petróleo entre Irán y Venezuela.

La campaña aparentemente resulta eficaz.

El jueves, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos levantó las sanciones sobre ocho naves sorprendidas recientemente cuando transportaban crudo venezolano. El miércoles se subastaron 100,000 barriles de gasolina confiscados a un buque administrado por griegos cuyo dueño sospechó que la carga se dirigía a Venezuela.

A medida que los comerciantes rehúyen a Venezuela, el gobierno socialista de Nicolás Maduro recurre a Teherán.

En mayo, Maduro festejó el arribo de cinco buques cisterna iraníes que llegaron con combustibles para aliviar la escasez que había provocado largas filas para comprar gasolina incluso en la capital Caracas. A pesar de poseer las mayores reservas mundiales de crudo, Venezuela no refina suficiente gasolina y la producción de crudo ha caído a su nivel más bajo en siete décadas en medio de la crisis y las sanciones estadounidenses.