A sus 79 años, el italiano Mauro Morandi vive solo en medio de la paradisíaca isla de Budelli, en el archipiélago de la Maddalena, Italia. 

Su despertar en las mañanas no lo anuncia un reloj, sino los rayos de sol que caen sobre la arena. Allí disfruta el paisaje del Mar Mediterráneo y la playa color rosa que se convirtió en su hogar.

Morandi decidió, en un acto de rebeldía, alejarse de la sociedad moderna que se desarrollaba en las ciudades convencionales, para ‘empezar de cero’. A sus 50 años, en 1989, el italiano partió a residir en esta isla.

En los últimos años en una soledad que le es agradable –que evoca, a propósito, a Robinson Crusoe, personaje de la obra literaria de Daniel Defoe-, Morandi decidió abrirse al mundo y empezar a tomar fotografías de su inmenso hogar para publicarlas en redes sociales.

La vida de Morandi en las urbes siempre estuvo trazada por la rebeldía: 

“Creo que la primera vez que me escapé de casa fue a los nueve años”, relató el italiano a CNN.

Tras su activa vida política en 1968, decidió irse con unos amigos a vivir a una isla de los alrededores del país de ‘la bota’, terminando por instalarse en las costas rosas de Budelli.

Dentro de la isla existía una vivienda artesanal que pertenecía a un vigilante del lugar. Sin embargo, Budelli se encontraba desierta hacía mucho tiempo. Morandi, con su ánimo de exploración, decidió arreglar la vieja cabaña y empezar a vivir allí.

Su comportamiento a finales del Siglo XX fue hostil. No le dirigía palabra alguna a los visitantes de la isla, así como evitaba todo tipo de contacto con el exterior.

Con el paso del tiempo, Morandi decidió compartir su experiencia al mundo, suavizando desde su temperamento hasta su afán de resguardo. 

“Me sentí un poco egoísta y quería compartir con todo el mundo lo que considero una de las grandes bellezas de la naturaleza”, afirmó a CNN.

Pasó de ser un ermitaño de la isla al guía turístico de la misma. Morandi actualmente da charlas a los invitados y visitantes del lugar, busca generar conciencia sobre el medio ambiente y, en medio de su labor cotidiana, toma fotografías para mostrar al mundo.

En 2016, el gobierno de Italia tomó control de la isla. Esto hace que, en cualquier momento y si el Estado lo decide, Morandi deba salir de allí. El italiano, tras 29 años de vigía de la isla, continúa recorriéndola, capturándola en imágenes para que el mundo se entere del nuevo ‘Robinson Crusoe’ que, a diferencia de ese no le teme a la soledad, por el contrario, le apasiona.