Las fuerzas armadas de Myanmar han tomado el control del país por un año, según informaron el lunes en la televisión militar.

El anuncio, efectuado en Myawaddy TV, sigue a días de preocupaciones en torno a la amenaza de un golpe de Estado y justo cuando iba a comenzar la nueva sesión parlamentaria del país.

El Irrawaddy, un servicio noticioso en internet, resportó que la consejera de Estado Aung San Suu Kyi, la máxima lideresa en la nación, y el presidente del país, Win Myint, fueron detenidos el lunes en la madrugada. El servicio noticioso citó a Myo Nyunt, portavoz del partido gobernante Liga Nacional para la Democracia, al que pertenece Suu Kyi.

En su reporte indicó que los miembros del Comité Ejecutivo Central del partido, legisladores y miembros regionales del gabinete también habían sido detenidos.

Los legisladores de Myanmar iban a reunirse en la capital para la primera sesión del Parlamento desde las elecciones del año pasado, en medio de tensiones persistentes por los recientes comentarios de las fuerzas armadas que fueron considerados ampliamente como una amenaza de golpe de Estado.

Suu Kyi, de 75 años, es por mucho la política con mayor fuerza en la nación, y se convirtió en la dirigente de ésta luego de liderar durante décadas una lucha no violenta contra el mandato militar.

El partido de Suu Kyi consiguió 396 de los 476 escaños que conforman las dos cámaras del Parlamento en las elecciones de noviembre, pero las fuerzas armadas tienen el 25% de las bancas bajo la Constitución elaborada por los militares en 2008 y varias posiciones ministeriales clave que también están reservadas para funcionarios castrenses.

Las fuerzas armadas, conocidas como las Tatmadaw, denunciaron que hubo un fraude masivo en las elecciones, aunque no han presentado pruebas de ello. La semana pasada, la Comisión Electoral de la Unión de Myanmar rechazó sus acusaciones.

En medio de las disputas por las denuncias, las fuerzas armadas incrementaron la tensión política el martes cuando un portavoz en su conferencia de prensa semanal, en respuesta a la pregunta de un reportero, rechazó descartar la posibilidad de un golpe de Estado. El mayor general Zaw Min Tun proporcionó detalles y dijo que los militares “cumplirían con la ley en conformidad con la Constitución”.

Utilizando un lenguaje similar, el comandante en jefe, el general Min Aung Hlaing, comentó a oficiales de alto rango durante un discurso el miércoles pasado que la Constitución sería revocada si las leyes no se hacían valer de manera apropiada. Y para agudizar las inquietudes, se llevó a cabo un inusual despliegue de vehículos blindados en las calles de varias de las ciudades más pobladas.

Sin embargo, las fuerzas armadas rechazaron el sábado que hubieran amenazado con realizar un golpe de Estado, acusando a organizaciones que no nombraron y a los medios de comunicación de malinterpretar su posición y sacar de contexto las palabras del general.

El domingo reiteraron su rechazo, y en esta ocasión culparon a embajadas extranjeras no especificadas de malinterpretar la posición de los militares y les pidieron que “no hagan suposiciones injustificadas sobre la situación”.