Atenas. Las operaciones de búsqueda de las autoridades griegas continúan este sábado por cuarto día al suroeste de la península del Peloponeso, donde este miércoles un pesquero lleno de migrantes naufragó dejando al menos 78 muertos y cientos de desaparecidos.

Cuatro embarcaciones, incluida una fragata de la Armada y un helicóptero, siguen operando en la zona, si bien la posibilidad de que se encuentre a alguien con vida más de 80 horas después del siniestro son casi nulas.

La mayoría de los 104 rescatados, todos varones, entre ellos ocho menores, ha sido trasladada al centro de acogida de Malakasa, a las afueras de Atenas, para que empiece el proceso de identificación. Todos los náufragos encontrados con vida fueron rescatados el miércoles, poco después del hundimiento del barco a las 2:04 a.m. hora local.

En el hospital de la ciudad de Kalamata, el puerto más cercano al lugar del naufragio, permanecen hospitalizados 22 migrantes, sin que esté en peligro la vida de ninguno de ellos.

Según los medios locales, entre 500 y 700 inmigrantes podrían haber viajado a bordo de la embarcación de 30 metros de eslora, entre ellos muchas mujeres y niños, en una de las mayores tragedias migratorias de la historia en el Mediterráneo.

Los rescatados, procedentes de Pakistán, Afganistán, Egipto, Siria y Palestina, habían sido trasladados en un principio a Kalamata, donde empezaron a llegar familiares de los que estaban a bordo del pesquero desde el extranjero buscando a sus seres queridos mostrando fotos en sus móviles.

Según la televisión pública ERT, la embarcación había partido en un principio desde Egipto, hizo una escala en el este de Libia y después siguió rumbo a Italia.

Nueve hombres de nacionalidad egipcia de entre los rescatados han sido detenidos por las autoridades griegas y se enfrentan a los cargos de formar una organización criminal para el tráfico ilícito de inmigrantes, causar un naufragio y poner vidas en peligro.

Según los medios locales, uno de ellos confesó que pertenecía a una red de traficantes de personas, mientras que el resto niega todos los delitos que se les atribuyen.

Los cadáveres recuperados han sido trasladados a Atenas para ser identificados.

La Guardia Costera griega ha sido duramente criticada por medios y organizaciones internacionales, así como por ONG, por no intervenir desde el primer momento que divisó la sobrecargada embarcación el martes.

Según las autoridades, los guardacostas ofrecieron repetidamente asistir al pesquero, pero los supuestos responsables a bordo rechazaron la oferta de ayuda, expresando su deseo de continuar el viaje rumbo a Italia.

“Ese barco no estaba en condiciones de navegar y no importa lo que hubieran dicho algunas personas a bordo”, señaló en su cuenta de Twitter Vincent Cochetel, enviado especial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados para el Mediterráneo occidental y central.

El reencuentro de tres hermanos sirios de Alepo en Grecia es una de las pocas imágenes positivas de una de las mayores tragedias migratorias en el Mediterráneo.

Mohamed, de 18 años, fue rescatado con otras 103 personas este miércoles, después de que la abarrotada embarcación en la que viajaba volcara en su travesía hacia Europa.

El joven embarcó en el este de Libia, después de abandonar una de las ciudades más afectadas por la guerra en Siria, con el objetivo de reunirse con sus dos hermanos mayores que ya habían logrado huir de Alepo hacia Europa Occidental hacía unos años.

Fardi, uno de ellos, llegó a Kalamata desde los Países Bajos el jueves en busca de su hermano menor, según relató a la agencia estatal griega AMNA.

Durante horas mostró fotografías de Mohamed a las personas que estaban reunidas en el puerto hasta que finalmente lo encontró.

“Gracias a Dios estás a salvo”, dijo a su hermano menor mientras lo besaba entre lágrimas y trataba de abrazarlo cuando los dos estaban separados por unas rejas metálicas.

El mayor de los tres hermanos llegó a Kalamata desde Alemania el mismo día y ahora, para visitar a Mohamed, se trasladarán al centro de acogida de Malakasa, a las afueras de Atenas, donde han sido trasladados los rescatados.

Sin embargo, todos no han tenido la misma suerte. La mayoría de las decenas de familiares que llegaron el jueves a Kalamata desde el extranjero no han podido hasta el momento encontrar a sus seres queridos.

“La última vez que hablé con ella fue hace siete días. Había pagado 4,000 euros para subir al barco. No sé dónde está”, dijo Malek, un refugiado sirio que vive en Alemania y busca a su esposa, al diario griego Kathimerini.

Tahir Razar, paquistaní que vive desde hace años en Grecia busca a su primo de 18 años sin éxito. “Quería dejar Pakistán e ir a Italia. Ya no aguantaba más la situación y la pobreza de nuestro país. Me dijo ‘ya no aguanto más, tengo que salir de aquí’”, relata a AMNA.

La tragedia ha reavivado críticas hacia la Unión Europea por parte de organizaciones internacionales y diversas ONG que critican su política migratoria.

“Seamos claros, este no es un problema griego. Este es un problema europeo”, señaló este jueves el secretario general de la ONU, António Guterres.

“Si los países no se comprometen en crear las condiciones para una migración ordenada y regular, los migrantes estarán en manos de traficantes y las consecuencias serán tan trágicas como las que vimos ayer”, señaló.

Según los datos aportados por el Proyecto Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) son casi 27,000 el número de migrantes desaparecidos en el Mediterráneo desde el año 2014.