Mogadiscio.- En las calles de Mogadiscio, los insurgentes islámicos combaten con los soldados de la Unión Africana. Junto a esa fuerza de paz se encuentran miembros de un equipo estadounidense de asesores, ex soldados que contribuyen a la lucha contra los guerrilleros de al-Shabab.

Además de operaciones encubiertas de las fuerzas especiales, el gobierno estadounidense no ha participado militarmente en Somalia desde su intervención hace casi dos décadas que culminó en la batalla de Black Hawk Down.

Empero, una empresa con sede en Washington DC trabaja discretamente en una de las ciudades más peligrosas del mundo para ayudar a las fuerzas de paz de la Unión Africana en la protección del gobierno somalí de los insurgentes islámicos ligados a al-Qaida.

Mientras los soldados intentan controlar la capital somalí llena de refugiados que huyeron de la hambruna en el sur de Somalia, The Associated Press logró acceso al grupo.

Los hombres contratados por Bancroft Global Development viven en pequeñas casas rodantes cerca del aeropuerto de Mogadiscio pero se adentran con frecuencia en el las zonas de combate. Es una labor peligrosa. Dos empleados de Bancroft resultaron heridos el mes pasado.

Entre sus asesores figura un general retirado de la Infantería de Marina británica, un ex soldado francés que participó hace 16 años en un golpe de Estado en la islas Comores y un especialista danés en Ciencias Políticas.

Financiada por Naciones Unidas y el Departamento de Estado estadounidense, Bancroft ha proporcionado entrenamiento en multitud de servicios militares, desde la neutralización de explosivos al entrenamiento de francotiradores y la distribución de uniformes policiales.

Michael C. Stock, director estadounidense de Bancroft, dijo que sus hombres comparten información con el FBI sobre material para construir bombas y el ADN de los atacantes suicidas, que en ocasiones son jóvenes estadounidenses de origen somalí. Según Stock, su empresa no recibe recompensa alguna por compartir información con el FBI.

Stock se opone tajantemente al término de "mercenarios" para describir a sus hombres. En lugar de ello considera a Bancroft una organización no gubernamental dedicada a encontrar soluciones permanentes en los conflictos violentos.

Sus hombres sostienen que intentan estabilizar un país acosado por 20 años de guerra civil y ahora una hambruna que al parecer ha matado a 29.000 niños en los últimos tres meses.

"Corremos riesgos calculados para estar junto a nuestros protegidos", dijo Stock, que visita de vez en cuando Mogadiscio y durante poco tiempo, por creer que es mejor que no haya estadounidenses trabajando en la capital. "Nos da credibilidad ante ellos. Saben que conocemos de lo que hablamos", añadió.