A pesar de haber nacido con una rara afección de las articulaciones que lo dejaron con extremidades severamente deformadas, y una cabeza inclinada hacia atrás, Claudio Vieira de Oliveira sigue demostrando que con dedicación, perseverancia y la ayuda de seres queridos, nada es imposible en la vida.

Y pensar que al nacer varios médicos le recomendaron a su madre que lo dejara morir de hambre.

Hoy día, De Oliveira tiene de 37 años, se graduó como contador y ofrece charlas de superación en una universidad.

“Nosotros nunca tratamos de arreglarlo y siempre quisimos que hiciera las cosas normales que hacen los demás. Por eso es tan seguro. Él no se avergüenza de caminar en la calle - él canta y baila", comentó María Jose, su progenitora, al diario británico Mail Online.

De Oliverira, nacido en Brasil expresó a la publicación que desde que era niño “siempre me ha gustado mantenerme ocupado y trabajando… y  no me gusta depender del todo de otras personas”.

A pesar de los años, cada día se esfuerza en ser más independiente. "He aprendido a encender el televisor, recoger mi teléfono celular, encender la radio, usar la Internet, la computadora…", indicó.

Para hacer anotaciones, Claudio escribe con un bolígrafo que agarra con la boca.

Claudio fue a la escuela y se graduó como contador de la Universidad Estatal de Feira de Santana, en Bahía, Brasil. A ese centro suele ir a ofrecer charlas de motivación a los estudiantes.

“A lo largo de mi vida tuve la oportunidad de adaptar mi cuerpo al mundo. En este momento, no me veo a mí mismo como diferente. Soy una persona normal”, señaló al rotativo.

Recientemente, Claudio fue diagnosticado por los médicos con una rara enfermedad llamada artrogriposis congénita.