En la ciudad de Puzi, Taiwán, un hombre de 44 años llegó a la sala de urgencias del Hospital Memorial Chiayi Chang Gung, buscando la ayuda de los médicos, puesto que llevaba tres días sin poder ver y con mucho dolor en su ojo izquierdo.

El sujeto, que se mantiene en el anonimato, explicó que sus síntomas iniciaron tras ingerir bebidas alcohólicas, y tomar medicamentos especiales para tratar el trastorno del insomnio, según Daily Mail.

De acuerdo con The New England Journal of Medicine, el individuo se había quedado dormido en una mala posición que ejercía presión sobre el órgano afectado, y al parecer, permaneció inconsciente durante unas tres horas sobre su cama.

Al escuchar el relato del hombre, los médicos identificados como Yung-Kang Chen y Ching-Lung Chen, procedieron a realizarle exámenes superficiales y especializados para poder darle un diagnóstico.

¿Cuál fue el diagnóstico del paciente?

Cuando los doctores examinaron su ojo izquierdo, pudieron observar que la pupila no se movía ni reaccionaba a la luz. Ante ese panorama inicial, se le diagnosticó oftalmoplejía, lo que significaba que sus músculos estaban paralizados y su globo ocular se encontraba desorbitado, según ‘Daily Mail’.

Tras varios exámenes, los médicos descubrieron que debido a la presión a la que fue expuesto el ojo, se provocó una ruptura de los vasos sanguíneos subconjetivales, que se ubican bajo la superficie transparente del órgano.

Lo que dio paso a que se causara una hemorragia, por lo que el tejido que rodea al ojo se inflamó. Por lo que los profesionales de la salud le diagnosticaron neuropatía óptica isquémica (ION) y coroidopatía.

La ION ocurre cuando la sangre no fluye de manera adecuada al nervio óptico, lo que evita la transportación de señales desde los ojos hasta el cerebro. Por lo general, esta patología suele ser permanente, pues el nervio muere y deja de funcionar. Sin embargo, hay quienes conservan un poco de visión periférica.

Aquellos que padecen de presión arterial alta, colesterol alto, enfermedades cardíacas y diabetes presentan un mayor riesgo de desarrollar neuropatía óptica isquémica, ya que puede afectar la circulación sanguínea.

Mientras que la coroidopatía es una enfermedad que hace que se acumule líquido debajo de la retina, es decir la capa posterior del ojo que captura la luz y la convierte en imágenes.