
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 17 años.
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Asunción.- Mientras la comunidad internacional se moviliza para ayudar a Paraguay con vacunas y expertos en epidemiología, la prensa reportó hoy la octava víctima fatal de la fiebre amarilla, enfermedad que reapareció en el país luego de 34 años.
En tanto, las autoridades sanitarias sólo admitían el fallecimiento de siete personas pero con la aclaración de que todas"están sujetos a una verificación internacional tras complejos análisis de laboratorio", según dijo a la prensa el ministro Oscar Martínez, de Salud Pública.
Martínez aseguró que "hasta el momento tenemos 33 sospechosos de contagio de fiebre amarilla y sólo 4 casos de enfermos por dengue".
De acuerdo con versiones periodísticas, un hombre de 49 años falleció este martes en un barrio de ciudad San Lorenzo, a 18 kilómetros al este de Asunción. Los familiares aseguraron que tuvo todos los síntomas de la fiebre amarilla, según informó la radioemisora 9.70.
Fue atendido de urgencia en el estatal hospital para Enfermedades Tropicales, de la capital, cuyos voceros expresaron que antes de brindar un informe definitivo harán una biopsia.
Los síntomas de la enfermedad son náuseas, fiebre alta, dolores hepáticos, insuficiencia renal y la piel se vuelve amarilla por el exceso de bilirrubina.
El virus es transmitido por los mosquitos aedes albapictus en zonas rurales y aedes aegypti en áreas urbanas.
Brasil, Perú y Venezuela donaron a Paraguay cerca de 1.000.000 dosis de vacuna mientras arribaron expertos en infectología tropical de Cuba y Venezuela.
El ministro Martínez informó acerca de nuevas gestiones internacionales "para recibir más vacunas. Estamos hablando con el gobierno de Chipre e insistimos con la Organización Panamericana de la Salud, con sede en Washington, para que apure la entrega de un refuerzo de unas 600.000 dosis de vacuna".
"Ya usamos 517.000 dosis", indicó.
Aunque Asunción no fue calificada como zona de riesgo, la población invadió hoy los hospitales públicos exigiendo las vacunas inexistentes.
En pequeños pueblos del área metropolitana como Luque, San Lorenzo, Fernando de la Mora y Villa Elisa se registraron esporádicos disturbios como protesta por la falta de vacunas.
En Luque, los vecinos formaron largas filas, en medio de protestas verbales, desde la madrugada esperando ser atendidos; en Villa Elisa, un grupo de mujeres y sus hijos perdió la paciencia quemando neumáticos de automotores produciéndose una densa humareda.
Antonio Barrios, viceministro de Salud Pública encargado de las inmunizaciones, declaró que "el país tiene 6 millones de habitantes pero disponemos menos de 1.000.000 de dosis; entonces, sólo vacunamos a la gente de zonas de riesgo como el departamento de San Pedro (220 kilómetros al norte) y el barrio Laurelty (en la periferia de Asunción)".
"Pero las personas no entienden. Asunción no está en riesgo, sus vecinos no deben ser vacunados pero están presionando invadiendo los hospitales", se quejó.