Aunque el continente americano ahora es el epicentro de casos de coronavirus, unas pocas islas del Caribe, pequeños paraísos de aguas templadas y verano eterno, que se añoran más que nunca en tiempos de cuarentena, aseguran haberle ganado la batalla al COVID-19.

Poca población, cero turismo y ese beneficio que da justamente estar aisladas, seguramente las beneficia para mantener al virus alejado de sus playas. Y para que el virus no vuelva, muchas implementarán exhaustivos controles cuando reabran las fronteras, que incluye la obligación de hacerse un test de COVID-19 antes de pasar la puerta de Migraciones (también se puede hacer antes de viajar), un nuevo gasto que tendrá que costear el pasajero, pero que asegurará unas vacaciones seguras.

Aruba, ahora más feliz

Aruba, famosa por sus días de sol constantes y los suaves vientos alisios que la refrescan permanentemente, se declaró un destino “Covid-19 free” hace ya varias semanas, cuando se recuperó el último de los contagiados, que llegaron a poco más de 100 casos.

El Gobierno de la isla holandesa, que está frente a la costa de Venezuela, abrió las fronteras el 15 de junio, de manera gradual, primero para los vecinos de Bonaire y Curaçao y luego irá recibiendo viajeros de otros destinos, a partir de julio.

Para garantizar seguridad sanitaria, implementaron el Aruba Health and Happiness Code (Código de Salud y Felicidad de Aruba) , con un protocolo meticuloso de limpieza e higiene obligatorio para todas las empresas relacionadas con el turismo en la isla.

Además, los visitantes deberán presentar resultados negativos de la prueba de PCR Covid-19 , realizada dentro de las 72 horas anteriores a su llegada, como parte de un nuevo proceso de tarjeta de embarque y desembarque (DE). Todos los visitantes deberán completar el proceso de la tarjeta de Embarque / Desembarque (ED) online, previo al viaje y presentar un test negativo de coronavirus para poder ingresar a Aruba. También se podrá pagar por adelantado el test y realizarlo cuando se llega al aeropuerto, pero implicará quedarse en cuarentena hasta que se tenga el resultado negativo.

Aruba, es uno de los destinos más visitados del Caribe por sus aguas turquesas con piscinas naturales, playas de arena que parece talco y por estar fuera del área de huracanes. El estilo holandés, con construcciones típicas y sabores importados del país de los tulipanes hacen la diferencia.

St. Barth, más exclusiva

La exclusiva isla de St. Barths, en las Antillas occidentales, que parece haberle ganado al coronavirus, después de haber tenido apenas 6 contagiados -ya recuperados-, abrirá las fronteras el 22 de junio con muchas restricciones para los turistas. Los visitantes deben hacerse la prueba de coronavirus 72 horas antes de la llegada. Después de recibir el resultado de la prueba, deben enviarlo a la agencia o resort donde se van a alojar antes de llegar. Los visitantes con resultados negativos en las pruebas podrán moverse libremente por la isla. Si un visitante llega a St. Barth sin una prueba negativa reciente, se le hará la prueba rápida a la llegada y luego se les pedirá que se ponga en cuarentena en su alojamiento hasta que se entreguen los resultados (dentro de las 24 horas).

Muchos restaurantes ya han reanudado el servicio de cena con distancia social y prácticas seguras de servicio. Las playas, imprescindibles, están abiertas.

St Barth, vecina de St. Maarten, con resorts de lujo, playas paradisíacas y estilo francés, casi como una sede de la Costa Azul, suele ser refugio de las estrellas de Hollywood y de la música, que la eligen para aislarse a cambio de cientos de miles de dólares la noche.

Los yates del puerto de Gustavia, en St. Barth Crédito: Shutterstock

Turks & Caicos, elegidas por Messi

Turks & Caicos, que agrupa cerca de 40 islas británicas, muy frecuentado por famosos, como Lionel Messi , que, hace dos años, después del mundial de Rusia pasó sus vacaciones en un lujoso resort, también venció al coronavirus, tuvo apenas 12 casos y no tiene actualmente pacientes enfermos.

Así, muy lentamente y luego de estrictas medidas de confinamiento, que incluyeron toque de queda nocturno y cierre de fronteras, aunque las playas siempre estuvieron habilitadas, reanuda el turismo, principal actividad en la isla. La apertura del aeropuerto será el 22 de julio, cuando se permitirá la llegada de extranjeros. El Club Med Turkoise,uno de los hoteles destacados, por ejemplo, reabrirá el 1° de agosto.

El fondo del mar del archipiélago Turks y Caicos, transparente, ideal para actividades náuticas Crédito: Shutterstock

Turks & Caicos , en el extremo sur del archipiélago de las Bahamas, cuenta con islas superexclusivas, alejadas del turismo masivo, con playas blancas, un mar transparente y variada fauna marina, con arrecifes de coral, ideal para pasar las vacaciones literalmente adentro del agua.Un destino todavía poco frecuentado por los argentinos.

Los resorts de lujo se maridan con fiestas típicas, ruinas en plena jungla y pequeñas islas desiertas para desconectarse por completo.

Anguila, un paraíso

La pequeña isla de Anguila, de playas de arenas blancas, aguas cálidas y tranquilidad habitual, en el extremo oriental del Caribe, fue una de las primeras de la región en deshacerse del coronavirus. Ya hace más de dos meses que no registran más casos: solo tuvieron tres contagiados, que se recuperaron. Con las fronteras cerradas y sin nuevos casos, vuelve lentamente a su vida normal, que incluye de manera gradual la reapertura de sus fronteras.

La isla, que ofrece 33 playas de aguas turquesas, se mantuvo a salvo del turismo masivo y cultivó un perfil exclusivo, con lujosos hoteles con grandes áreas de spa y gastronomía de primer nivel.

Los increíbles paisajes de Anguila, que ofrece tranquilidad absoluta en el Caibe

La isla está casi deshabitada, con apenas 15,000 habitantes y todavía es uno de esos destinos no contaminados ni sobrecargados. Todas las playas tienen esa arena blanca y fina, tan parecida al talco, que casi no se siente al pisar. Muchas son amplias gracias a que la isla es una de las pocas del Caribe no montañosa.

Este territorio ultramarino británico donde se maneja como en Inglaterra (del lado izquierdo del camino), pero con autos norteamericanos (no recomendable para visitantes). La manera más sencilla de se accede es por agua desde el puerto de su vecina St. Martin, en apenas 20 minutos de navegación.