La Organización Mundial de Salud (OMS) autorizó el lunes una segunda vacuna para la malaria, una decisión que podría ofrecer a los gobiernos una opción más barata y accesible que la primera inoculación contra la enfermedad parasítica.

El director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que la decisión se tomó en base a la recomendación de dos grupos de expertos y que se recomienda su aplicación en niños en riesgo de contraer a la enfermedad.

“Como investigador de la malaria, yo solía soñar con el día en que habría una vacuna segura y eficaz contra la malaria. Ahora tenemos dos”, declaró Tedros.

La nueva vacuna, administrada con tres dosis, fue desarrollada por la Universidad de Oxford con ayuda del Serum Institute of India. Las investigaciones sugieren que tiene una eficacia de más de 75% y protege por lo menos durante un año, con una vacuna de refuerzo. Tedros dijo que la vacuna costará entre 2 y 4 dólares y que algunos países podrían tenerla el próximo año si se consigue el financiamiento.

Hace poco, las autoridades de salud en Ghana y Burkina Faso aprobaron esa vacuna.

“Esta será una herramienta más que tendremos, pero no reemplazará las mallas mosquiteras y los insecticidas”, advirtió John Johnson, del grupo Médicos Sin Fronteras. “Esta no es la vacuna que eliminará la malaria”.

Johnson no fue miembro del grupo de expertos de la OMS que dio luz verde a la vacuna de Oxford.

En 2021, la OMS impulsó la primera vacuna contra la malaria, como parte de lo que consideró un esfuerzo “histórico” para frenar los estragos que la enfermedad estaba causando en África, donde están la mayoría de los aproximadamente 200 millones de casos y 400,000 muertes.

Pero esa vacuna, conocida como Mosquirix y elaborada por GSK, tiene una eficacia de apenas 30%, requiere cuatro dosis y funciona sólo para unos meses. Los expertos de la OMS, sin embargo, dicen que los datos hasta la fecha de las vacunas de GSK y Oxford no aclaran cuál de las dos es más eficaz.

La Fundación Bill & Melinda Gates, uno de los mayores patrocinantes de GSK, se retractaron de financiar Mosquirix el año pasado, señalando que no era tan eficaz como se pensaba y que el dinero sería mejor invertido en otra cosa.

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