
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 17 años.
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México.- Los adolescentes identificados con el género de música "emo", de apariencia sensible y melancólica, han sido descubiertos por la sociedad mexicana después de que la discriminación de la que son objeto por parte de otras "tribus urbanas" se materializara en enfrentamientos y detenciones.
La situación saltó a la luz pública a raíz de un enfrentamiento en marzo pasado en el que otros colectivos más conocidos como "punks", "darks" y "metaleros" pretendieron expulsar a los "emos" del centro de la ciudad de Querétaro por considerarlos homosexuales y acusarlos de "copiar" su estilo, lo que se saldó con una veintena de detenidos.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos de México sostiene que estos casos son de "especial gravedad" y asegura que ya se han presentado incidentes similares en 14 estados del país, donde en algunos casos la policía ha establecido operativos especiales para evitar agresiones.
David Chimal, de la agencia de investigación de mercados De la Riva, explicó a Efe que los "emos" son una minoría que basan su estilo de vida "en sentimientos de amor, odio y desilusión", algunas veces "manifestado a través de conductas depresivas, automutilaciones, e incluso, el suicidio".
Esta subcultura, prácticamente desconocida en México hasta estos días, se ha ido construyendo durante más de 20 años y está representada por bandas musicales como Dashboard Confessional, Sparta, Thursday y Taking Back Sunday, My Chemical Romance, Emery, Green Day y Dead Poetic, entre otros.
El término "emo" como tal fue utilizado por primera vez a finales de los años 80 para designar a un género musical alternativo de Washington, que combinaba el hardcore punk, un matiz melódico y lento, con letras que abordaban las emociones y los estados de ánimo, según Chimal.
Empero, a partir de 2000 la palabra comenzó a atribuirse a toda clase de bandas que no tenían relación con lo que el género era en sus inicios, aunque siempre con un acento en las emociones.
Por lo general, se trata de jóvenes pacíficos, opuestos a las adicciones y al maltrato de animales, que "muestran una expresión triste y melancólica, a veces inerte", e intentan cubrir parte de su rostro con cabellos, destaca el investigador.
Utilizan ropa ceñida y colores oscuros contrastados con blanco y rosa, favorecen la delgadez, y entre sus filas es común la bisexualidad.
México acogió las últimas semanas diversos foros, marchas y encuentros en los que los jóvenes integrantes de las principales "tribus urbanas" se han dado cita para expresar su rechazo ante cualquier forma de discriminación y negar una guerra entre bandos.
Las agresiones que han sufrido los "emos" son "reflejo de que somos una sociedad que no respeta al diferente, que no puede aceptar a alguien que piense diferente", comentó a Efe la directora general del gubernamental Instituto Mexicano de la Juventud (IMJ), Priscila Vera.
La encuesta nacional realizada en 2005 por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación reveló que una de cada tres personas pertenecientes a una minoría en México se ha sentido discriminada alguna vez en su vida.
Otro estudio, de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, denunció a finales del año pasado que los jóvenes son el sector que más discrimina a sus semejantes, ya que el 53% no quiere tener a un homosexual como vecino.
Para Fernando Aguilar, sociólogo y profesor de políticas de la juventud en la Universidad Autónoma de México (UNAM), la causa de los recientes enfrentamientos son "el proceso de exclusión" y el "sentimiento de no futuro" que sufren los jóvenes en México.
En Internet es fácil encontrar foros y vídeos que alimentan el odio contra los autodenominados "emos", pero en México el encono ha sido propiciado incluso desde algunos estamentos de la sociedad.
Por ejemplo, el alcalde de la ciudad de Celaya, el conservador Gerardo Hernández, anunció recientemente un plan para "reubicar" a los "emos" que se concentran en el centro de esa ciudad, donde suelen congregarse en sus ratos libres, porque "afectan la imagen" y "dan mal ejemplo".
Otra voz que intervino fue la del obispo del suroriental estado de Chiapas, Felipe Arizmendi, quien exhortó en un artículo a los jóvenes "emos" a seguir el camino de Jesucristo para sobreponerse a su falta de identidad.
Y un grupo de diputados locales del sureño estado de Oaxaca propuso la creación de comités de la juventud para evitar la formación de grupos de "emos" porque son "ajenos" a la cultura local.