Los cardenales que deberán elegir al futuro Papa en el cónclave desde este miércoles lo harán aislados en la Capilla Sixtina y votando día tras día, en un ciclo de escrutinios que prevé pausas y límites, hasta lograr un acuerdo.

Los últimos cónclaves han sido generalmente rápidos: Francisco fue elegido en 2013 en la quinta votación, Benedicto XVI en 2005 en la cuarta y Juan Pablo II en 1978 en la octava, aunque otros se alargaron más, como el de Pío XI en 1922, que requirió catorce.

El método de elección del pontífice está regulado milimétricamente en la constitución apostólica “Universi Dominici Gregis” (1996) y otros documentos vaticanos y, ante la eventualidad de que se alargue, prevé una serie de pausas de reflexión y salidas.

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El objetivo es acelerar el acuerdo y, para ello, esa legislación establece que los cardenales voten encerrados en la Sixtina cuatro veces al día: dos por la mañana y dos por la tarde.

En esta ocasión, los purpurados comenzarán su reunión en la tarde del miércoles, aislados desde las 4:30 p.m. hora locales y poco después se someterán ya a la primera votación.

La Constitución, en su artículo 74, establece que si después de tres días de escrutinios, es decir, de doce votaciones, los cardenales “encontrasen dificultades para ponerse de acuerdo sobre la persona elegir”, las sesiones se suspenderán por un día.

En esa pausa, podrán dedicarse a “la oración, al libre coloquio” entre ellos y a escuchar una “breve exhortación espiritual” del primer diácono.

En este cónclave, de alargarse, la pausa previsiblemente sería el próximo domingo, después de trece votaciones infructuosas (la de la tarde del miércoles y las cuatro del jueves, viernes y sábado).

La continuidad del cónclave, desde ese momento de pausa, alternará en los días siguientes ciclos de siete votaciones y recesos.

En la sexta y séptima jornada los cardenales llevarán a cabo otras siete votaciones y, si no hay acuerdo, en la última tarde harán otro descanso. Ya habrían acumulado entre 19 y 20 votos.

Luego se volverá a votar hasta un máximo de otras siete ocasiones, en lo que sería ya su octavo y noveno día. El escrutinio ya se habrá repetido 26-27 veces.

Los días diez y once, los purpurados volverán a votar otras siete veces. En ese momento, si no han elegido un nuevo papa, el cónclave ya sumará un total de 34 votaciones. Las negociaciones parecerán atascadas y la legislación vaticana propone una solución tajante.

Tras un día dedicado a la “oración, a la reflexión y al diálogo” se someterán a la elección los dos cardenales más votados en el último escrutinio, que no podrán expresar su preferencia.

¿Cuántos votos del cónclave para elegir nuevo Papa?

Un cardenal será elegido Papa si consigue el respaldo de la mayoría de al menos dos tercios de los cardenales, en este caso 89, ya que los electores ascienden a un total de 133.

El elegido, eso sí, deberá aceptar primero el nombramiento como nuevo pontífice, aunque también podría rechazarlo.

Todo este proceso, de acuerdo al estricto protocolo vaticano, deberá transcurrir en la más absoluta discreción, sin que los purpurados electores salgan de los dominios vaticanos.

Los votos serán quemados tras el recuento en una estufa instalada ya para la ocasión en la Capilla Sixtina y el color del humo anunciará al mundo exterior el resultado: el negro indicará que no hay acuerdo; el blanco precederá el famoso “Hambemus papam”.

Los horarios previstos para las “fumatas” diarias son en torno a las 12:00 p.m. hora local y las 7:00 p.m.