En hechos que hacen recordar la Primavera Arabe, miles de personas ocuparon el sábado la principal plaza de Estambul después de una ofensiva policial contra manifestantes antigubernamentales que convirtieron las calles de la ciudad en un campo de batalla oscurecido por los gases lacrimógenos.

Aunque el primer ministro Recep Tayyip Erdogan ofreció algunas concesiones a los manifestantes, se mantiene desafiante ante la mayor impugnación popular a su poder en un decenio, insistiendo en que las protestas son poco democráticas e ilegítimas, e insinuó que podría reunir con facilidad un millón de personas en una concentración a favor del gobierno.

La furia de la población se ha despertado entre los turcos urbanos y seculares después que la policía dispersó un manifestación contra el gobierno en la plaza Taksim, la principal de la ciudad, que se extendieron a otras ciudades a medida que los manifestantes denunciaron lo que consideran el estilo cada vez más autoritario de Erdogan.

Cuando las furiosas protestas entraron en su segundo día, la policía disparó gases lacrimógenos y usó cañones de agua contra los manifestantes, algunos de los cuales lanzaron piedras y botellas durante la marcha hacia la Plaza Taksim. En una zona normalmente llena de turistas, las tiendas estaban cerradas y los manifestantes entraron a los hoteles de lujo en busca de refugio.

La Policía abandonó el sábado la plaza, retiró las barricadas y permitió que miles de manifestantes entraran al lugar tras una represión contundente que transformó el centro de la ciudad en un campo de batalla.

Ozturk Turkdogan, presidente de la Asociación de Derechos Humanos de Turquía, dijo que centenares personas resultaron heridas en varias ciudades a causa de la represión policial y fueron detenidas varios centenares.

Al retirarse la fuerza pública el sábado, algunos manifestantes apedrearon a los agentes, que respondieron lanzando varias andanadas de gases lacrimógenos, dijo la agencia noticiosa privada Dogan. La agencia oficial Anadolu dijo que los manifestantes arrojaron fuegos artificiales a los agentes.

Posteriormente Dogan dijo que en Estambul fueron detenidas 138 personas.

La Policía se retiró igualmente de una manifestación en la capital turca de Ankara.

En Taksim, los manifestantes entonaron consignas antigubernamentales - incluyendo "¡Tayyip dimite!". Varias personalidades turcas se unieron a la multitud y miles de personas permanecieron en la plaza agitando banderas.

El primer ministro agregó que su gobierno está decidido a urbanizar Taksim, talar los árboles y reconstruir los antiguos cuarteles del imperio otomano, pero aclaró que no ha sido adoptada una solución firme sobre la construcción del centro comercial.

Pese a las declaraciones de preocupación de Estados Unidos y Gran Bretaña por la represión policial, Erdogan mantuvo el sábado su actitud.

"La Policía estuvo presente ayer en Taksim", sostuvo Erdogan antes de retirar a los agentes. "Volverá a estar presente hoy y también estará presente mañana. Taksim no puede ser un lugar donde imperen los extremistas".

"Todos los intentos, salvo la emisión de votos en las urnas", no son democráticos", insistió Erdogan.

Miles de personas cruzaron el puente del Bósforo desde la parte asiática de la ciudad con dirección a Taksim, en la parte europea, pero fueron recibidas con cañones de agua y gases lacrimógenos.

La Policía detuvo a un grupo de manifestantes que se refugiaron en un hotel para evitar los gases irritantes, según la agencia noticiosa privada Dogan.