Miles de militares y policías intervinieron el domingo varias cárceles de Ecuador en búsqueda de armas, municiones y explosivos y de restablecer el orden, tras una semana de incidentes y retenciones de más de un centenar de funcionarios, en medio de una espiral de violencia sin precedentes en el país andino.

La operación se produce un día después de que el presidente Daniel Noboa y el organismo oficial que controla las prisiones anunciaron la liberación de cerca de 170 servidores penitenciarios entre agentes y personal administrativo que estuvieron retenidos por los reclusos durante seis días. Un agente penitenciario falleció en el sur del país.

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Unos 1,100 uniformados del bloque de seguridad, que conforman las fuerzas armadas y la policía, intervinieron desde la madrugada en la cárcel de la ciudad costera de Esmeraldas, en el norte del Ecuador y una de las más peligrosas, informó la institución militar en la red social X, antes Twitter.

Imágenes difundidas por las Fuerzas Armadas dejan ver a los más de mil reclusos de ese centro penitenciario tendidos boca a bajo en el suelo y las manos sujetas hacia su espalda, mientras son vigilados en un patio por agentes.

El control se apoya desde el aire con el sobrevuelo de un helicóptero.

Mientras continuaba el operativo se señaló que hasta el momento se han decomisado explosivos, electrodomésticos y licores.

El operativo se replicaba en otras cárceles como la de Cuenca, en el sur del país, donde se encuentra una de las prisiones más grandes, y donde”se ha retomado el control total”, señaló el mensaje.

En tanto, en Machala, ciudad costera donde un agente penitenciario murió la víspera en un tiroteo entre la fuerza pública y los reclusos, un contingente de seguridad de 800 policías y militares ingresaron con tanquetas desde la madrugada.

Ahí, los prisioneros permanecían en ropa interior sentados de espalda a la pared de un patio donde un gran lobo luce como mural. En ese centro se decomisaron armas largas cuyo número no fue precisado.

Ecuador fue declarado en conflicto interno armado el martes mediante un decreto del presidente Noboa, en el que calificó de “terroristas” a más de veinte agrupaciones criminales que operan en el país.

La oleada de violencia comenzó una semana atrás con la desaparición de una cárcel de Guayaquil del capo del narcotráfico, Adolfo Macías, alias Fito, líder de Los Choneros, con vinculación al cartel mexicano de Sinaloa.

Tras ello y con la declaración del estado de excepción, se encendió una espiral de violencia que puso en vilo a los ecuatorianos. Detonaciones de artefactos explosivos en puentes, vehículos, incendios provocados, amotinamientos, secuestros, retenciones y la toma de un canal de televisión en vivo, fueron hechos de violencia inédita en el país andino.

El estado de excepción deja hasta el momento 1.105 detenidos, 94 de ellos por “terrorismo”, y la desarticulación de 28 agrupaciones criminales, según el último balance gubernamental. Cinco miembros de las bandas han sido abatidos, pero no se conoce si son parte de los 14 fallecidos reportados en la zona de Guayaquil. No se ha difundido una cifra nacional de muertes durante la última semana.

Autoridades ecuatorianas han reconocido que el sistema penitenciario es uno de los ejes principales en la crisis de inseguridad que enfrenta la nación. Desde 2021 más de una decena de masacres carcelarias entre bandas dejan alrededor de 450 reos asesinados. Desde estos centros se comandan todo tipo de delitos como asesinatos, sicariatos, extorsiones, y otros, según la versión oficial.