En España hay 28,000 personas sin hogar que recurren a servicios asistenciales, pero hay otras miles totalmente invisibles para el sistema, muchas de ellas mujeres que han sido víctimas de trata o de maltrato machista, o extranjeras empleadas domésticas internas que se quedaron sin empleo.

El porcentaje de mujeres va en aumento entre las personas sin hogar y ya son el 20 % de las atendidas, con una vida en la calle mucho más peligrosa que la de los hombres: el 21 % ha sido agredida sexualmente, el 20 % ha sufrido acoso o persecución y el 35 % ha vivido humillaciones, según Cruz Roja.

Además, ellas presentan “un mayor grado de exclusión social y un deterioro más grave de la salud” que la población masculina, y muchas de ellas no figuran en las estadísticas porque viven fuera del radar de las instituciones.

Hogares para personas que carecen de hogar

Silvia, de 60 años, perdió su trabajo como interna doméstica y por tanto, su techo. Ella estuvo tres meses en la calle antes de entrar en un programa de inserción de las organizaciones Hogar Sí y Provivienda con el que, de momento, se ha dado un hogar a 619 personas, 140 de ellas mujeres.

Comenzó a finales de 2022 y desde entonces, 43 personas han podido abandonarlo porque han recuperado su autonomía. Va dirigido a diferentes perfiles, como las personas que llevan más de tres años sin hogar o a aquellas que acaban de perderlo, muchas de los cuales, según indica el Instituto Nacional de Estadística (INE), tienen empleo cuando se quedan sin casa.

El programa “Derechos a la vivienda” ofrece una solución habitacional a los beneficiarios, pero también formación, ayuda con los trámites administrativos y un itinerario de acceso al mercado laboral. En el caso de Silvia, ha hecho un curso de manipulación de alimentos.

La lacra de la violencia machista

Otro colectivo invisibilizado son las mujeres maltratadas. Para Hogar Sí, muchas mujeres victimas de violencia de género no abandonan el hogar para evitar quedarse en la calle, por lo que no entran en las estadísticas porque en teoría tienen un techo, pero realmente “no tienen un sitio seguro, es que no tienen otra opción”.

Según la encuesta del INE de 2022, el 22 % de las mujeres que terminó en situación de sinhogarismo lo hizo para huir de la violencia que sufrían ellas o sus hijos.

Pero, como explican los portavoces de Hogar Sí, la violencia también está en la calle. Hay casos de maltrato en parejas que comparten albergue y, como estos servicios no suelen tener procedimientos para asistir a las víctimas, estas se ven obligadas a elegir entre seguir encontrándose a su agresor o abandonar el servicio de atención y quedarse en la calle.

Los albergues están pensados para los hombres, el 77 % de las personas sin hogar, y al no tener plazas suficientes no pueden reservar habitaciones solo para mujeres, como explica Luz, una mujer originaria de Perú que llegó a España hace un año y ha vivido varios meses en uno de ellos. “Necesitamos que los albergues garanticen la intimidad y seguridad de las mujeres”, expone.

Odio al pobre

El Observatorio HATEnto, herramienta de Hogar Sí creada para detectar delitos de odio, revela que en 2022 el 60 % de las mujeres sin hogar ha sufrido algún incidente de odio por aporofobia.

Y el miedo es generalizado. “Una vez que son las cinco de la tarde ya estaba en pánico, no sabes qué va a pasar”, explica Silvia.