Piedad Córdoba, la polémica congresista colombiana de izquierda que se hizo célebre por su estrecha amistad con el presidente venezolano Hugo Chávez y por su aparente cercanía con los grupos guerrilleros con los que logró la liberación de al menos 20 secuestrados, falleció el sábado, informó el presidente Gustavo Petro. Tenía 68 años.

“Como congresista la conocí y como senadora murió. Una verdadera liberal ha muerto”, escribió Petro en la red social X, antes Twitter.

Nació el 25 de enero de 1955 en Medellín, la segunda ciudad de Colombia, a 250 kilómetros al noroeste de la capital Bogotá.

Según reportó noticias Caracol, la senadora habría sufrido un infarto tras lo cual fue encontrada en su departamento en Medellín.

De Córdoba, una llamativa figura que vestía en vivos colores y cubría su cabeza con turbantes, nunca se dejó de hablar en Colombia en los últimos 20 años. Tampoco nunca se escondió ni dejó de decir en público lo que pensaba y creía en privado.

Como en marzo de 2007, en Ciudad de México, cuando les pidió “a los gobiernos progresistas de América Latina” que rompieran relaciones diplomáticas con Colombia porque, según ella, el gobierno del expresidente Álvaro Uribe (2002-2010) había sido elegido por la mafia del narcotráfico y el paramilitarismo.

En otra ocasión, en Cali, capital del departamento de Valle del Cauca, les dijo a un grupo de estudiantes que la lucha armada se justificaba en el país, una afirmación que iba en contra de referentes de la izquierda latinoamericana como el dirigente cubano Fidel Castro, que hacía ya años había descartado las vías de fuerza para alcanzar el poder.

Con esos comentarios, desde luego, su nombre no podía pasar inadvertido para sus detractores.

Pero sus seguidores la admiraban y respetaban y hasta justificaban sus salidas en falso, como los rumores sobre su aparente cercanía ideológica con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

“Eso no es cierto, eso son mentiras”, le dijo a The Associated Press en octubre de 2009 el Nobel de Paz de 1980, Adolfo Pérez Esquivel. Según el pacifista argentino, Córdoba lo que hacía era “tratar de liberar a los rehenes (en poder de las guerrillas) y tratar de llevar la paz a Colombia”.

Córdoba despertaba fervor entre los secuestrados, los exsecuestrados y los familiares de estos. Todos ellos la veían como una salvadora. Y razón no les faltaba porque ella consiguió algo que para muchos parecía impensable: que políticos, policías y militares que llevaban más de seis años secuestrados por las FARC volvieran a sus hogares en varios operativos de entrega a partir de enero del 2008.

Córdoba fue la mayor de los 12 hijos que tuvieron los educadores Zabulón Córdoba y Lía Ruiz.