Managua. Iota mantenía vientos con fuerza de huracán de categoría 1 el martes por la mañana y se movía tierra adentro sobre el norte de Nicaragua con vientos máximos sostenidos de 135 kilómetros por hora (85 millas por hora). Se espera que la tormenta atraviese el sur de Honduras el martes por la noche.

Iota tocó tierra como una peligrosa tormenta de categoría 4 a lo largo de casi exactamente el mismo tramo de la costa caribeña de Nicaragua que fue devastada por el poderoso huracán Eta 13 días antes.

Iota se había intensificado hasta convertirse en una tormenta de categoría 5 extremadamente peligrosa durante el lunes, pero el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos dijo que se debilitó levemente a medida que se acercaba a la costa el lunes por la noche y tocó tierra con vientos máximos sostenidos de 250 kph (155 mph). Golpeó la costa a unos 45 kilómetros (30 millas) al sur de la ciudad nicaragüense de Puerto Cabezas, también conocida como Bilwi.

El empresario Adán Artola Schultz se apoyó en la entrada de su casa mientras fuertes ráfagas de viento y lluvia arrastraban el agua a torrentes por la calle. Observó con asombro cómo el viento arrancaba la estructura del techo de metal de una casa de dos pisos y la volaba como si fuera papel.

“Es como balas”, dijo sobre el golpeteo de las estructuras de metal en el viento. “Es doble destrucción”, agregó, refiriéndose a los daños causados por Eta apenas 12 días antes.

“Está entrando con furia, grandísimo, presencial de un fenómeno natural que nunca otro huracán me había enseñado esto”, manifestó.

Iota llegó a la costa a solo 25 kilómetros (15 millas) al sur de donde el huracán Eta tocó tierra el 3 de noviembre, también como una tormenta de categoría 4. Las lluvias torrenciales de Eta saturaron el suelo de la región, dejándolo propenso a nuevos deslizamientos de tierra e inundaciones, advirtieron los meteorólogos.

“La situación se ve exacerbada por el hecho de que Iota toca tierra en casi el mismo lugar donde lo hizo el huracán Eta de categoría 4 hace menos de dos semanas”, indicó el Centro de Huracanes en un comunicado.

Eta mató a más de 130 personas en la región debido a que las lluvias torrenciales provocaron inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra en partes de América Central y México.

“Este huracán es definitivamente peor” que Eta, dijo Jason Bermúdez, un estudiante universitario de Bilwi, mientras los vientos rugían antes de que Iota llegara a tierra. “Ya hay muchas casas que perdieron sus techos, cercas y árboles frutales que fueron derribados”, dijo Bermúdez. “Nunca olvidaremos este año”.

Cairo Jarquín, gerente de proyectos de respuesta a emergencias en Nicaragua para Catholic Relief Services, estuvo en el área el viernes pasado donde Iota tocó tierra y dijo

que las principales preocupaciones de las personas que intentaban sobrevivir después de Eta eran agua potable y refugio.

Eta no dejó ninguna estructura intacta en la comunidad costera de Wawa Bar. “No podemos hablar de daño parcial, sino total”, sostuvo.

Eta destruyó los sistemas de captación y canalización del agua de lluvia. Quienes tenían pozos los han visto contaminados por agua de mar y aguas residuales de letrinas primitivas. Las familias habían tratado de reparar sus techos después de Eta, incluso de manera temporal, para escapar de las lluvias tropicales regulares, pero Iota terminaría con todo eso, dijo Jarquín.

Los cultivos fueron destruidos en gran parte por Eta y los pescadores todavía estaban tratando de reparar y recuperar sus botes.

Iota ahora se mueve hacia Honduras, un país que aún se recupera de Eta con decenas de miles de personas sin hogar.

Después de Eta, Honduras había reportado 74 muertes y casi 57.000 personas en refugios, principalmente en el norte.

Una de las zonas más afectadas fue La Lima, un suburbio de San Pedro Sula, que se inundó cuando el río Chamelecón llegó a sus orillas. Muchos de los que sufrieron inundaciones se trasladaron a refugios o con familiares. Algunos se quedaron atrás en un intento por proteger las pocas posesiones que quedaban. Las autoridades intentaron obligar a la mayoría de ellos a trasladarse a refugios antes de la llegada de Iota.

El lunes, Wendy Guadalupe Contreras Paz, de 34 años, vivía bajo una lona con sus cuatro hijos y otros siete familiares a lo largo de un bulevar principal en La Lima.

“Lo perdí todo, no pude tomar nada”, dijo Contreras. “Pero mi mamá y mi abuela tienen algunas cosas y por eso estamos viviendo aquí, para estar más cerca de la casa y evitar que se roben las pocas cositas que les quedan”.

Iota es la trigésima tormenta con nombre récord de la extraordinariamente ocupada temporada de huracanes del Atlántico de este año. También es la novena tormenta que se intensifica rápidamente esta temporada, un fenómeno peligroso que ocurre cada vez con más frecuencia. Esta actividad ha centrado la atención en el cambio climático, que según los científicos está provocando tormentas más húmedas, más fuertes y más destructivas.

El investigador de huracanes de la Universidad Estatal de Colorado, Phil Klotzbach, dijo que Iota es el último huracán de categoría 5 registrado, superando al huracán de Cuba del 8 de noviembre de 1932.

El final oficial de la temporada de huracanes es el 30 de noviembre.