Jan Yunis, Franja de Gaza. Gritando de angustia mientras la multitud desesperada los aplasta contra una barrera, niños pequeños y adultos agitan frenéticamente ollas y sartenes hacia los trabajadores humanitarios, suplicando por una porción de una de las últimas ayudas alimentarias que quedan en Gaza: arroz.

El caos del viernes en la cocina comunitaria en Jan Yunis, en el sur de Gaza, fue demasiado abrumador para Niveen Abu Arar. Intentó e intentó, pero la mujer de 33 años madre de ocho hijos no logró llegar al frente de la multitud a tiempo. Se fue con su olla vacía y sus ojos llenos de lágrimas.

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“¿Hasta cuándo será así la vida? Estamos muriendo lentamente. No hemos comido pan durante un mes y medio. No hay harina. No hay nada”, expresó Abu Arar, cuyo noveno hijo, un niño de 1 año, murió en un ataque israelí cerca de su casa al inicio de la guerra en 2023. “No sabemos qué hacer... No tenemos dinero. ¿Qué conseguimos para ellos?”.

Cargaba un niño pequeño en su regazo mientras hablaba. Sin leche para proporcionarle, vertió agua en un biberón y lo presionó contra la boca de su hija menor, con la esperanza de calmar los dolores de hambre de la bebé.

Israel ha impedido la entrada de comida, medicinas y cualquier otra ayuda humanitaria a Gaza durante los últimos dos meses y los grupos humanitarios han advertido que la población palestina enfrenta la posibilidad de morir de hambre.

Funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advierten que un ataque contra Rafah sería catastrófico, con más de 600,000 menores en el terreno.

Israel ha dicho que el bloqueo contra Gaza y la reanudación de su campaña militar tienen como objetivo presionar a la milicia palestina Hamás para que deponga las armas y entregue a los rehenes que aún tiene en su poder. Los grupos de ayuda señalan que bloquear la ayuda humanitaria es una forma de castigo colectivo y una violación de las leyes internacionales.

Las autoridades israelíes no respondieron de momento cuando se les preguntó sobre las acusaciones de que la inanición se estaba utilizando como arma de guerra. En el pasado han acusado a Hamás, que gobierna Gaza, de robar ayuda.

En una llamada con periodistas realizada el viernes para discutir la crisis humanitaria en Gaza, los grupos de ayuda describieron un territorio casi sin alimentos, agua y combustible, con precios para los escasos suministros restantes disparándose más allá del alcance de muchos.

Dado que casi toda la población depende de la ayuda humanitaria, los almacenes están vacíos, las cocinas comunitarias están cerrando y las familias están saltándose comidas.

Un saco de harina de 25 kilogramos (55 libras) ahora cuesta 1,300 shekels (360 dólares), dijo Ghada al Haddad, coordinadora de medios de Oxfam en Gaza.

“Las madres en Gaza ahora dan a sus hijos una comida al día, la cena, para que no se despierten y se quejen de que están hambrientos”, comentó.

Amjad Shawwa, director de la red de la organización no gubernamental (ONG) palestinas, dijo que más de 70 de sus cocinas comunitarias dentro de Gaza cerrarían en el transcurso de la próxima semana si el bloqueo israelí continúa.

Israel también ha bombardeado grandes extensiones de tierras agrícolas y ganado en Gaza, haciendo casi imposible que el territorio produzca su propia comida, señaló Gavin Kelleher, gerente humanitario del Consejo Noruego para Refugiados que recientemente salió de Gaza. Incluso los pescadores han sido atacados y asesinados en sus pequeños botes de pesca por las fuerzas navales israelíes, añadió.

“Israel ha diseñado una situación en la que los palestinos no pueden cultivar su propia comida ni pescar para alimentarse”, señaló.

Kelleher, cuya organización coordina la provisión de refugio en Gaza, dijo que ni un solo grupo de ayuda tiene tiendas de campaña para distribuir, y que 1 millón de personas dentro de Gaza necesitan refugio debido a la devastación causada por la guerra que comenzó hace 19 meses.

En Jan Yunis, Mustafa Ashour dijo que había caminado durante una hora para llegar a la cocina caritativa y esperó otras dos horas antes de lograr obtener comida.

“La situación es difícil en Gaza. Los cruces están cerrados. Es un asedio total”, manifestó Ashour, quien fue desplazado de la ciudad sureña de Rafah. “No hay comida. No hay agua... La comida que se vende es cara y muy poca”.

En cuanto a Abu Arar y su familia, que se quedaron sin una ración de la cocina de caridad, otra familia en una tienda vecina les compartió sus escasas porciones de arroz.

Kelleher dijo que, si Israel continúa con su bloqueo, “miles de personas morirán, habrá un colapso total del orden, las redes de telecomunicaciones caerán y lucharemos por entender la situación porque se desarrollará en la oscuridad”.