Ocho personas, incluyendo a una misionera irlandesa y un niño de 3 años, seguían desaparecidas el lunes después de que hombres armados asaltaran un orfanato en Haití, el último ataque en un área controlada por una poderosa colección de bandas armadas.

Las autoridades se apresuraron a reubicar a docenas de niños y personal del orfanato Saint-Hélène, regido por Nuestros Pequeños Hermanos, una organización benéfica internacional con oficinas en México y Francia. El orfanato cuida a más de 240 niños, según su sitio web.

Entre los secuestrados el domingo por la mañana estaba Gena Heraty, una misionera irlandesa que ha trabajado en Haití durante 30 años y supervisaba el orfanato. Fue agredida en 2013 cuando sospechosos irrumpieron en el orfanato y mataron a su colega, según medios irlandeses.

Es el último secuestro de alto perfil que involucra a misioneros extranjeros. En 2021, la banda 400 Mawozo secuestró a 17 misioneros, incluidos cinco niños, de una organización con sede en Estados Unidos en Ganthier, al este de la capital, Puerto Príncipe. La mayoría fueron retenidos como rehenes durante 61 días.

El secuestro del domingo ocurrió en Kenscoff, una comunidad otrora pacífica en el área metropolitana de Puerto Príncipe. Las puertas del orfanato permanecieron cerradas el lunes mientras el Instituto de Bienestar Social e Investigación de Haití trabajaba con UNICEF para averiguar dónde reubicar a los niños y empleados.

Nadie se ha atribuido los secuestros en la zona, controlada por una federación de bandas conocida como “Viv Ansanm”. Este año, Estados Unidos la designó como una organización terrorista extranjera.

Simon Harris, viceprimer ministro de Irlanda, declaró en un comunicado que los secuestros de Heraty y los demás eran “profundamente preocupantes” y pidió su liberación inmediata.

En una entrevista pasada con el periódico Irish Independent, Heraty recordó haber sido amenazada de muerte cuando sospechosos irrumpieron en el orfanato en 2013.

“Eran bastante agresivos. Uno tenía un martillo, otro tenía un arma”, indicó. Agregó que su colega fue asesinado con un martillo después de que él se apresurara a ayudarla a ella y a otros.

“El último lugar donde esperarías que ocurriera una muerte violenta en Haití sería en una casa con personas con necesidades especiales”, señaló. ”La vida simplemente no es justa. Sabemos eso. Solo tenemos que aceptarlo”.

Al menos 175 personas en Haití fueron reportadas como secuestradas desde abril hasta finales de junio de este año, con el 37% de esos casos ocurriendo en Puerto Príncipe.

Las Naciones Unidas dijeron que la mayoría de esos secuestros fueron atribuidos a las bandas Grand Ravine y Village de Dieu, que forman parte de la federación Viv Ansanm.