Casi toda la población de Afganistán no tiene suficiente comida y algunos han recurrido a “vender a sus hijos o partes de sus cuerpos” para comprar alimentos, dijo el secretario general de Naciones Unidas el jueves.

El comentario de Antonio Guterres fue parte de un llamado dramático de la organización mundial y varios países ricos que desean ayudar a la población afgana, cuyo destino ha empeorado desde que el Talibán regresó al poder el año pasado.

Guterres inició una conferencia virtual sobre promesas de contribuciones organizada por la ONU en conjunto con Gran Bretaña, Alemania y Qatar, con la cual se busca impulsar la campaña de financiación más grande que la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios haya realizado para un solo país: $4,400 millones.

Se trata de una meta sin duda ambiciosa cuando mucha de la atención en todo el mundo está en la guerra de Rusia en Ucrania y algunas naciones ricas han congelado cerca de $9,000 millones en activos afganos en el extranjero para que el Talibán no tenga acceso a ellos.

En las últimas semanas, funcionarios de alto rango de la ONU han realizado visitas a Afganistán, reuniéndose incluso con funcionarios del Talibán para dejar en claro que el país no ha sido olvidado. Al tiempo que Afganistán se dobla ante una debilitante crisis humanitaria y una economía en caída libre, cerca de 23 millones de personas enfrenta una aguda inseguridad alimentaria, de acuerdo con Naciones Unidas.

Guterres pidió al mundo ayudar a los afganos que han perdido sus derechos —al igual que muchas mujeres y niñas— luego que el Talibán derrocó el verano pasado al gobierno afgano respaldado internacionalmente. Las naciones ricas han tratado de aplicar una presión económica al Talibán con la esperanza de estimular las reformas deseadas.

“Los países ricos y poderosos no pueden ignorar las consecuencias de sus decisiones sobre los más vulnerables”, sostuvo el secretario general de la ONU.