Ciudad de México. La empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) admitió el martes que su red de ductos de los campos Ek Balam, en la costa del Atlántico, sufrió dos fugas “mínimas”, pero rechazó que fuese un derrame de 400 kilómetros cuadrados, como denunciaron Greenpeace y otras asociaciones.

“Los dos puntos de fuga en el ducto fueron pequeñas fisuras de 7 centímetros de longitud por 1 milímetro de ancho y un poro de 1,2 centímetros de diámetro. Dado lo reducido de las grietas, el volumen de hidrocarburos que se fugó fue mínimo”, remarcó la compañía en un comunicado.

La fuga, puntualizó Pemex, fue realmente de 58 metros cúbicos, el equivalente a 365 barriles de petróleo, y afectó a un área estimada de 0,06 kilómetros cuadrados donde el espesor de la película de aceite se estimó de menos de un milímetro.

Para que la superficie contaminada fuese de 400 kilómetros cuadrados, insistieron, necesitarían haberse derramado el equivalente a 1,5 millones de barriles.

“El área de la mancha de aceite publicada en algunos medios de comunicación es una estimación de mala fe”, aseveró la compañía.

La denuncia, realmente, fue realizada el lunes por organizaciones ambientales como Greenpeace, la Alianza Mexicana contra el Fracking, CartoCrítica y el Observatorio Mexicano de Emisiones de Metano, cuando analizaron en una conferencia de prensa las consecuencias del accidente que comenzó el 4 de julio y continuó tres días después.

El 7 de julio se registró una explosión en la plataforma denominada “Nohoch-A”, donde fallecieron dos personas y afectó al 37 % de su producción total, cuyos derrames no fueron informados por el Gobierno, denunciaron las organizaciones.

Sin embargo, Pemex aseguró que el derrame no tiene nada que ver con dicha explosión y que el derrame se reportó de forma inmediata ante la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) y la Secretaría de Marina (SEMAR) y se procedió a su reparación, por lo que el suceso ya se encuentra bajo control.