Rozsypne, Ucrania. - Trabajadores de emergencias, policías e incluso mineros de carbón fuera de servicio —con ropas de trabajo y cubiertos de hollín— buscaban el viernes entre los restos y los cadáveres repartidos por una amplia zona de campos ucranianos después de que un avión de pasajeros malasio que volaba a gran altura sobre los combates en Ucrania fuera derribado, matando a 298 personas.

Los rebeldes separatistas que controlan la zona donde cayó el avión dijeron haber recuperado la mayoría de las cajas negras del avión y estaban considerando qué hacer con ellas. La noticia tiene profundas implicaciones para la integridad de la investigación sobre el desastre.

Ucrania, cuyos investigadores no tienen acceso al lugar, ha pedido una investigación internacional para determinar quién atacó el avión, e insistió en que no había sido su ejército. Las autoridades estadounidenses dijeron que un misil tierra-aire había derribado la nave, pero no podían determinar quién lo había disparado.

Por primera jornada en varios meses, el viernes no había signos de combates en la zona, aunque tampoco hubo noticias de un alto el fuego oficial. Sin embargo, el acceso al lugar seguía siendo difícil y peligroso. En la carretera desde Donetsk, la principal ciudad de la región, al lugar donde cayó el avión, había cinco puntos de control rebelde, con comprobaciones de documentos en todos ellos.

Los restos del avión estaban repartidos por los campos entre dos localidades del este de Ucrania. En un campo de cultivo había grandes fragmentos del Boeing 777 con los colores rojo, blanco y azul de la aerolínea. La cabina y una de las turbinas se encontraban en torno a un kilómetro (más de media milla) de distancia, y los residentes del lugar dijeron que la cola había caído a unos 10 kilómetros (seis millas), indicando que probablemente la nave se rompió antes de llegar al suelo.

Había cadáveres y restos humanos por todas partes, repartidos por un campo de girasoles, e incluso en las calles del pueblo bajo control rebelde de Rozspyne, a unos 40 kilómetros (25 millas) de la frontera con Rusia. Un miliciano rebelde dijo a la Associated Press en el pueblo que había visto una parte del fuselaje, otra prueba de que el avión fue alcanzado por un proyectil.

En la zona se han producido fuertes combates entre las fuerzas del gobierno y los separatistas pro rusos, y hace apenas un día, los rebeldes proclamaban haber derribado dos aviones militares ucranianos en la región.

Ucrania ha acusado a los rebeldes de derribar el avión de Malaysia Airways. Los rebeldes lo niegan, y acusan de lo mismo a las fuerzas del gobierno, algo que a su vez rechazó el presidente ucraniano, Petro Poroshenko.

El presidente ruso, Vladimir Putin culpó a Ucrania por el desastre, diciendo que es responsable por la inestabilidad en las regiones rusófonas del este, pero no acusó a Ucrania de disparar a la nave y no abordó la cuestión clave de si Rusia proporcionó a los rebeldes un misil de ese calibre. Ucrania y las potencias occidentales acusan a Moscú de apoyar a los rebeldes, cosa que Rusia niega.

Poroshenko describió el suceso como un "acto de terrorismo" y exigió una investigación internacional.

Un asistente del comandante militar de la insurgencia, Igor Girkin, dijo el viernes bajo condición de anonimato que ocho de los 12 dispositivos de registro del avión habían sido localizados en el lugar donde se estrelló, sin entrar en detalles. Dado que los aviones suelen tener tanto un aparato que registra datos del vuelo como una grabadora de voz de la cabina, no está claro a qué dispositivos se refería.

El asistente dijo que Girkin aún estaba considerando si dar acceso al lugar del accidente a investigadores extranjeros. Cualquier investigador requeriría permiso específico del mando rebelde antes de poder hacer fotos o videos del lugar con seguridad.

Kenneth Quinn, de la Fundación de la Seguridad Aérea, dijo que una coalición internacional de países debería liderar la investigación. Estados Unidos se ha ofrecido a ayudar.

El primer ministro malasio, por su parte, dijo que el avión no había emitido señal de socorro antes de caer, y que la Organización Internacional de Aviación Civil había declarado segura la ruta del vuelo.

Las autoridades de aviación de varios países, incluyendo la FAA estadounidense, habían emitido alertas para evitar los vuelos sobre partes de Ucrania antes del suceso de jueves, pero muchas aerolíneas, incluyendo a la poco boyante Malaysia Airlines, seguían utilizando la ruta porque "es una ruta más corta, lo que implica menos combustible y por lo tanto menos dinero", indicó el experto en aviación Norman Shanks.

En cuestión de horas tras el desastre, varias aerolíneas anunciaron que evitarían partes del espacio aéreo ucraniano.

En una rueda de prensa en Kuala Lumpur, la compañía actualizó su recuento de nacionalidades de los pasajeros, señalando que en el avión viajaban 173 holandeses, 24 malasios, 27 australianos, 9 británicos, 4 alemanes, 4 belgas, 3 filipinos, un canadiense y un neozelandés.

En el pasaje había un gran contingente de investigadores y activistas contra el sida reconocidos a nivel mundial, que se dirigían a una conferencia internacional sobre el tema en Melbourne, Australia. Las noticias de sus muertes provocaron un aluvión de condolencias de la comunidad científica global.

En Kuala Lumpur, algunos familiares de las víctimas se reunían con terapeutas en el aeropuerto internacional.

Una afectada Akmar Mohamad Noor, de 67 años, dijo que su hermana mayor iba a visitar a la familia por primera vez en cinco años. "Me llamó justo antes de embarcar en el avión y dijo 'te veo pronto''', dijo.

En Holanda, las banderas ondeaban a media asta en todo el país en señal de duelo.

Los servicios secretos ucranianos divulgaron lo que describieron como dos conversaciones telefónicas interceptadas que demostraban que los rebeldes eran responsables. En la primera llamada, según los servicios de seguridad ucranianos, el comandante rebelde Igor Belzer dice a un agente de inteligencia ruso que las tropas rebeldes han derribado un avión. En la segunda, dos combatientes rebeldes __uno de ellos en el lugar donde se estrelló la nave— dicen que el ataque fue obra de una unidad insurgente unos 25 kilómetros (15 millas) al norte del lugar.

Ninguna de las grabaciones pudo ser verificada de forma independiente.

Por su parte, la agencia rusa de noticias Interfax citó a Sergey Kavtaradze, representante especial de la República Popular de Donetsk, negando la autenticidad de las grabaciones.