Rusia siguió hoy pendiente de la respuesta por escrito que Washington y la Alianza Atlántica deben entregarle esta semana sobre las garantías de seguridad que exige para frenar la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), pero no afloja la presión y rechaza cualquier desescalada en Ucrania.

En una nueva exhibición de músculo militar, Moscú informó este martes de ejercicios aéreos de envergadura en la península de Crimea, anexionada en 2014, y dos regiones próximas a Ucrania, la de Rostov y Krasnodar.

Rusia, preocupada por reacción militar de Estados Unidos

Al mismo tiempo, Rusia manifestó su preocupación por la decisión de Estados Unidos de poner en “alerta elevada” a 8,500 soldados para un eventual despliegue en el este de Europa por la escalada de la tensión con Rusia en torno a Ucrania.

“Observamos con gran preocupación estas acciones de Estados Unidos”, dijo en rueda de prensa el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, para quien todo lo que hace Washington, “informativamente y de hecho”, es “agravar la tensión”.

“No hay nada nuevo en ello”, subrayó Peskov, quien insistió en que Rusia se encuentra a la espera de las respuestas por escrito sobre las garantías de seguridad demandadas por Moscú.

En cualquier caso, añadió, el anuncio de Estados Unidos sobre la puesta en alerta de 8,500 militares no tiene ningún impacto sobre las negociaciones, pues en su etapa actual “han concluido”.

Ejercicios aéreos de envergadura

Más de 60 aviones de combate, entre cazas Su-27SM y Su-30SM2, y cazabombarderos SU-34, participan en los ejercicios, que incluyen lanzamientos de misiles contra blancos situados a la “mayor distancia posible”, según la circunscripción militar Sur, una de la cinco en que está dividida administrativamente Rusia.

Además, las unidades aéreas rusa ensayarán acciones para proteger los aeródromos de ataques de un supuesto enemigo en el marco de los ejercicios, para los que han sido puestos en estado de alerta más de 6,000 militares.

Rusia también efectúa ejercicios militares de preparación de combate en la circunscripción Oeste, que tiene frontera con Ucrania, Bielorrusia y los países Bálticos, según se puede ver en un vídeo publicado por el Ministerio de Defensa. Estos ejercicios se prolongarán hasta el 29 de enero.

El Kremlin, en modo de espera

“Antes de entender cómo vamos a continuar hay que recibir el texto (de las respuestas), que esperamos esta semana”, reiteró Peskov.

Las garantías de seguridad exigidas para Rusia incluyen poner freno a una mayor expansión de la Alianza, en particular a Ucrania y Georgia, el cese de toda cooperación militar con la antiguas república soviética y la retirada de las tropas y armamentos de la OTAN a las posiciones que ocupaban antes de 1997.

Como ya es habitual en los últimos días, Peskov se negó a comentar cuáles serían las posibles respuestas de Moscú en caso de que Estados Unidos y la OTAN rechacen sus demandas, ya sea en su totalidad o en parte.

“Cuando tengamos las respuestas las analizaremos y plantearemos nuestra postura”, indicó el portavoz.

¿Reconocimiento de los separatistas prorrusos?

Entre las posibles reacciones de Moscú a la no aceptación de sus exigencias de garantías algunos expertos barajan el reconocimiento de las independencias de las autoproclamadas repúblicas populares de Lugansk y Donetsk, creadas por los separatistas prorrusos y donde Rusia ya ha repartido cientos de miles de pasaportes.

El Consejo de la Duma del Estado, la cámara baja del Parlamento ruso, debatirá en febrero próximo un proyecto de resolución que pide al presidente de Rusia, Vladímir Putin, que reconozca las independencias las entidades separatistas prorrusas, enfrentadas desde 2014 con el Ejército ucraniano.

La iniciativa, presentada por el grupo comunista, ha sido respaldada abiertamente por otras dos formaciones parlamentarias, mientras que el partido mayoritario, Rusia Unida, se ha limitado de momento a señalar que le preocupa la suerte de los rusos en el este de Ucrania.

Cuba y Venezuela, posibles apuestas de Rusia

Distintos medios sugieren que la respuesta de Rusia al rechazo a sus demandas de garantías de seguridad podría ser el incremento de su presencia militar fuera de sus fronteras, en particular en América Latina, en Cuba o en Venezuela.

Rusia ha hablado de la posibilidad de una respuesta “técnico-militar” si sus demandas son rechazadas.

“No quiero confirmar nada ni descartar nada”, dijo el pasado 13 de enero el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, sobre ese extremo, para añadir que “depende de las acciones de los estadounidenses”.

Este martes Peskov contestó con un “no” cuando fue preguntado sobre si en la reciente conversación telefónica entre el presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo cubano, Miguel Díaz-Canel, se habló de la posibilidad de emplazar infraestructuras militares rusas en Cuba.