Kiev. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, prometió el martes que la ofensiva militar rusa en Ucrania continuará hasta que se cumplan sus objetivos, e insistió en que la campaña se desarrolla según lo previsto, a pesar de una retirada ante la dura oposición ucraniana y de que ha sufrido importantes pérdidas.

Las tropas rusas, frustradas en su avance hacia la capital ucraniana, se centran ahora en la región oriental de Donbás, donde Ucrania dijo el martes que investigaba una denuncia de que se había lanzado una sustancia venenosa sobre sus tropas. No estaba claro qué sustancia podría ser, pero funcionarios de países de Occidente advirtieron que el uso de armas químicas por parte de Rusia representaría una fuerte escalada de una guerra que ya es devastadora.

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Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero con el objetivo, según los funcionarios occidentales, de tomar Kiev, derrocar al gobierno e instalar un régimen favorable a Moscú. En las seis semanas transcurridas desde entonces, el avance terrestre de Rusia se estancó, sus fuerzas perdieron posiblemente miles de combatientes y fueron acusadas de matar civiles y de otras atrocidades.

Putin insistió el martes en que su invasión tenía como objetivo proteger a la población de las zonas orientales de Ucrania, las cuales están bajo control de rebeldes respaldados por Moscú, y “garantizar la propia seguridad de Rusia”.

Dijo que Rusia “no tenía otra opción” más que lanzar una “operación militar especial”, y prometió que “continuará hasta completarla a cabalidad y se cumplan las tareas que se han fijado.”

Una mujer saca sus maletas frente a las casas dañadas durante los combates en el este de Mariúpol, Ucrania, el 8 de abril de 2022.
Una mujer saca sus maletas frente a las casas dañadas durante los combates en el este de Mariúpol, Ucrania, el 8 de abril de 2022. (The Associated Press)

Por el momento, las fuerzas de Putin se preparan para emprender una gran ofensiva en el Donbás, donde los separatistas aliados de Rusia han luchado contra las fuerzas ucranianas desde 2014, y donde Rusia ha dado reconocimiento a las declaraciones de independencia de los separatistas. Algunos estrategas militares dicen que los líderes rusos parecen esperar que el apoyo local, la logística y el terreno en la región favorezcan al ejército ruso, más grande y mejor armado, permitiendo potencialmente que sus tropas finalmente cambien la marea a su favor.

En Mariúpol, una ciudad portuaria en el Donbás, un regimiento ucraniano que defiende una siderúrgica afirmó que un avión no tripulado lanzó una sustancia venenosa en la ciudad. Indicó que no hubo heridos graves. El señalamiento del Regimiento Azov, un grupo de extrema derecha que ahora forma parte del ejército ucraniano, no pudo verificarse de forma independiente.

El presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy dijo que aunque los expertos intentan determinar cuál podría ser la sustancia, “el mundo debe reaccionar ahora”. Siguen emergiendo pruebas de la “crueldad inhumana” hacia las mujeres y los niños de Bucha y de otros suburbios de Kiev, añadió, incluidas presuntas violaciones.

“No todos los violadores en serie alcanzan la crueldad de los soldados rusos”, dijo Zelenskyy.

Las denuncias se produjeron después de que un funcionario separatista aliado de Rusia pareciera instar al uso de armas químicas, al decirle a la televisión estatal rusa el lunes que las fuerzas separatistas deberían tomar la planta bloqueando primero todas las salidas. “Y luego usaremos tropas químicas para obligarlos a salir”, manifestó el funcionario, Eduard Basurin. El funcionario negó el martes que las fuerzas separatistas hayan utilizado armas químicas en Mariúpol.

Un hombre anda en bicicleta frente a vehículos y un edificio destrozados en Yahidne, Ucrania, el 12 de abril de 2022.
Un hombre anda en bicicleta frente a vehículos y un edificio destrozados en Yahidne, Ucrania, el 12 de abril de 2022. (The Associated Press)

La viceministra de Defensa ucraniana, Hanna Maliar, dijo que las autoridades estaban investigando y que era posible que en Mariúpol se hayan utilizado municiones de fósforo, que causan horrendas quemaduras pero no están clasificadas como armas químicas.

El asesor de Zelenskyy, Mykhailo Podolyak, reconoció los retos a los que se enfrentan las fuerzas ucranianas en Mariúpol. Tuiteó que siguen bloqueados y tienen problemas con los suministros, mientras el presidente y los generales de Ucrania “hacen todo lo posible (e imposible) para encontrar una solución.”

“Durante más de un mes y medio nuestros defensores protegen la ciudad de las tropas (rusas), que son más de 10 veces más grandes”, tuiteó Podolyak. “Están luchando bajo las bombas por cada metro de la ciudad. Hacen que (Rusia) pague un precio exorbitante”.

La ministra de Asuntos Exteriores británica Liz Truss dijo que el uso de armas químicas “sería una escalada insensible en este conflicto”, mientras que la ministra de Asuntos Exteriores australiana Marise Payne dijo que sería una “violación total del derecho internacional”.

El presidente de Estados Unidos Joe Biden utilizó por primera vez el término “genocidio” para referirse a la invasión rusa. El martes, fue aún más contundente, repitiendo el término y diciendo: “Cada vez está más claro que Putin intenta acabar siquiera con la idea de ser ucraniano”.

El portavoz del Pentágono John Kirby dijo en un comunicado que Estados Unidos no podía confirmar el informe sobre los drones. Pero señaló la persistente preocupación del gobierno “sobre el potencial de Rusia para utilizar una variedad de agentes antidisturbios, incluyendo gas lacrimógeno mezclado con agentes químicos”.

Gran Bretaña, por su parte, ha advertido que Rusia podría recurrir a las bombas de fósforo, prohibidas en zonas civiles por el derecho internacional, en Mariúpol.

La mayoría de los ejércitos utilizan municiones de fósforo para iluminar objetivos o para producir cortinas de humo. Dispararlas deliberadamente en un espacio cerrado para exponer a la gente a los humos podría infringir la Convención sobre Armas Químicas, afirmó Marc-Michael Blum, un exdirector de laboratorio de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, con sede en Holanda.