CABO SAN LUCAS, México. Los propietarios sacaron sus barcos del mar y los llevaron tierra adentro en remolques y los comerciantes tapiaban puertas y ventanas con tablas de madera mientras el huracán Lorena se acercaba al balneario mexicano de Los Cabos, en el noroeste de México.

Está previsto que el meteoro pase sobre o cerca del extremo más meridional de la Península de Baja California más tarde en el día con fuertes vientos y lluvias torrenciales, y los locales, que ya han superado varios huracanes antes, no dejaban nada a la improvisación.

"Si no sacamos el yate, el oleaje lo puede dañar”, dijo Juan Hernández, que renta su embarcación a turistas extranjeros. Es una "medida preventiva cuando un ciclón amenaza a la zona”.

Lorena ganó fuerza durante la noche y se convirtió en un huracán de categoría 1 con vientos máximos sostenidos de 120 km/h (75 mph), informó el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos en la madrugada del viernes. Sigue a unos 160 kilómetros (100 millas) de la costa pero avanzaba hacia Cabo San Lucas a 15 km/h (9 mph). Los meteorólogos prevén vientos, inundaciones y marejadas que podrían ser peligrosos en toda la península.

Con los preparativos bullendo a su alrededor, los visitantes paseaban el jueves por la calle principal de Cabo San Lucas comprando recuerdos, aunque con un ojo puesto en la tormenta que se avecina.

"Llegamos el lunes y esperamos irnos el domingo (...) Esperamos que no haya mayores problemas", señaló Minerva Smith, una turista de California.

Una segunda tormenta tropical, Mario, estaba a unos 590 kilómetros (365 millas).