No hay que culpar a Dios por los efectos “pecaminosos” del calentamiento global sino a la actividad humana, aseveró el miércoles el secretario de Transporte estadounidense Pete Buttigieg.

Buttigieg, quien habló durante la conferencia climática que se lleva a cabo en Glasgow, Escocia, afirmó que los participantes en el cónclave tienen una obligación con los pueblos, y no sólo con el planeta, de detener “estas decisiones pecaminosas de la humanidad”. El funcionario hizo alarde de sus creencias religiosas durante su efímera campaña por la candidatura presidencial demócrata.

Buttigieg habló en un panel junto con Katherine Hayhoe, climatóloga de la Nature Conservancy Katherine Hayhoe y cristiana evangélica casada con un pastor, sobre la obligación religiosa de proteger no sólo al planeta sino a la humanidad.

El secretario, quien fue antes alcalde de una localidad en Indiana, contó que un funcionario republicano, a quien no identificó, una vez dijo que el cambio climático era obra de Dios y que no era cuestión de la humanidad entorpecerlo.

“¿Qué mayor pecado puede haber que culpar a Dios (por el cambio climático)?”, preguntó Buttigieg.