Un torero español que quedó tuerto y tiene parálisis parcial del rostro tras ser corneado por un toro regresó al ruedo luego de cinco meses.

El 8 de octubre, el cuerno de un toro le entró por la mandíbula a Juan José Padilla y le sacó el ojo de la órbita, mientras los espectadores gritaban horrorizados.

Ahora, luciendo un parche en el ojo y hablando con ceceo, Padilla satisfizo lo que describió como un incontrolable deseo de volver a enfrentarse a un astado de 500 kilos (1.100 libras) en el ruedo.

Padilla, de 38 años y la estrella principal de la corrida anual en el pueblo de Olivenza, dice que "necesitaba regresar al ruedo a ganar, a triunfar, a ser mejor".

Una muchedumbre de 5.400 personas, incluyendo hinchas conocedores, modelos y celebridades, llenó la histórica plaza de toros de este pueblo, construida en 1854.

El matador, conocido profesionalmente como "El Ciclón de Jerez", lució un traje de luces hecho para la ocasión con adornos de oro y en "verde esperanza", de acuerdo con el sastre, Justo Algaba. Los bordados tenían forma de las hojas de laurel "con la que ceñían las sienes de los audaces luchadores y de los héroes", agregó.

Padilla fue recibido con vítores y aplausos al entrar al ruedo al compás del pasodoble, antes de que se le dedicasen dos saetas flamencas a capella, un honor raramente concedido a toreros.

Pese a carecer de la visión esteresocópica que permite a las personas determinar distancia y velocidad de objetos que se acercan, Padilla no tuvo problemas para matar a su primer toro, y dedicó su segundo animal a su lloroso padre, que abrazó a su hijo tras la faena.

"Tiene toda la ilusión del mundo y ha estado deseando empezar ya esta nueva etapa", dijo su apoderado Diego Robles