Tumbas con baños y acondicionadores de aire para narcos en México
Uno de los puntos que más llama la atención del lugar es el lujo que destilan muchos de sus sepulcros.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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Es un cementerio para jóvenes. Muchas de sus tumbas pertenecen a hombres que fallecieron a edades entre los veinte y los treinta. De hecho, no se ven panteones para ancianos.
El lujoso cementerio Jardines de Humaya, en el estado de Sinaloa, retrata una de las realidades de los que se sumergen en el mundo del narcotráfico. En la guerra por los carteles de drogas es difícil llegar a anciano.
Pero uno de los puntos que más llama la atención de este camposanto es el lujo que destilan muchas de las tumbas, que se dividen entre mausoleos de dos y tres niveles –algunos incluso parecen minicondominios-, equipados con baños, salas de estar y salón de juegos para niños. También, cuentan con amenidades como acondicionadores de aire, televisores, cable y servicio de agua. Los costos por la construcción de una de estas estructuras pueden ascender a $200,000.
Sin embargo, en contraste con los mausoleos elegantes, cerca de la entrada al cementerio se encuentran las tumbas de las personas más pobres de la ciudad, “adornados” con rocas y hierba. En las afueras de esta “ciudad” de los muertos, reina la pobreza y una sociedad abatida por la escasez para contar con un estilo de vida mejor, y por la resignación para ver en el contrabando de drogas parte de su diario vivir.
De acuerdo con el portal fusion.net, en el lugar yace el cuerpo de uno de los traficantes de drogas de México más notorios: el Chapo Guzmán. El narcotraficante original de Sinaloa operaba incluso en gran parte de las afueras de esta ciudad. Murió en 2008. Tenía 45 años, que en años narco, es ser viejo.
La extravagancia forma parte del paisaje de la morada de tumbas, algunas de las que cuentan con ciertos objetos más preciados para los difuntos reverenciados, tales como botellas de licores, marcos con fotos, juguetes. A veces, hasta les llevan música en vivo a los difuntos.
Por otro lado, según el portal excelsior.com, la reputación de este cementerio inició en la década de los ochentas, a raíz del entierro de Lamberto Quintero, un conocido traficante de marihuana. Pero, también, hay tumbas de gente común, incluyendo empresarios y políticos.