Ponce. Johanna Lugo aún conserva el último bizcocho de cumpleaños que le llevó su primogénito, Jancarlo Rivera Lugo, a su lugar de trabajo, pues el joven se esmeraba en celebrar su natalicio en mayo. Pero este año su retoño no llegó.

El muchacho de apenas 23 años fue vilmente asesinado el 14 de noviembre de 2022, mientras transitaba por una calle del sector Nueva Vida del barrio El Tuque de Ponce, cuando se disponía a comprar los adornos de Navidad con su novia, Jineyshka Cruz Bonilla.

Por eso, su madre jamás volverá a recibir ese detalle especial que caracterizaba a su hijo, quien dedicó su existencia a estudiar, trabajar y ayudar a los demás, tanto a seres humanos como a muchos animalitos que rescató de una muerte segura.

Así lo recuerda la fémina que lo trajo al mundo, de la mano de su esposo Carlos Rivera Dávila, al cuestionar reiteradamente por qué le arrebataron la vida a un muchacho que tenía tanto para dar y que “no se metía con nadie”.

“Jan era un niño bueno, respetuoso, estudioso y siempre ayudaba a los demás. Era demasiado desprendido. Jan no tenía esa malicia; era súper humilde y un excelente ser humano. Cualquier madre desearía tener un hijo como Jan. Nunca le faltó el respeto a nadie”, confesó la mujer de 43 años.

“Desde pequeño, le gustaban los estudios. Le encantaban los animales: tenía seis perros, cuatro gatos, dos hámsters y un ave que rescató. Lo menos que yo esperaba (era) que, a mi hijo, siendo un ser humano tan excelente, le fuera a pasar lo que le pasó. Jan no se merecía eso”, expresó bañada en lágrimas.

En entrevista con Primera Hora, Johanna destacó la comunicación cercana que mantuvo con su vástago, con quien hablaba a diario, aun después de que el muchacho decidiera establecer su propia familia.

“Hablábamos mucho, siempre iba a mi trabajo. Cada vez que yo cumplía años, Jan me llevaba un bizcocho al trabajo. El último fue en mayo de 2022. Este año no lo pude recibir”, dijo en medio de un profundo llanto. “Ese último bizcocho, yo lo tengo guardado en el freezer todavía. Siempre lo esperaba”.

Ana Inés  Napoleoni  Medina y su hijo Jeromy Pietri enfrentan cargos por el asesinato.
Ana Inés Napoleoni Medina y su hijo Jeromy Pietri enfrentan cargos por el asesinato. (Suministrada)

“Es un dolor enorme, ver su diploma de la universidad y no tenerlo (a él) aquí. Le cegaron la vida a un buen hijo, un buen ciudadano, un buen servidor, una persona buena que estaba comprometida con servir al país. Mi hijo quería era cambiar el mundo. Quería aportar al porvenir del país y estas personas le arrebataron la vida”, condenó.

El padre de Jan, por su parte, mostró algunos certificados que recibió su hijo mayor que, valida su trayectoria escolar, universitaria y cívica, en las cuales se destacó su servicio voluntario en distintas causas, entre estas, el cambio climático.

Egresado del Colegio Nuestra Señora de Valvanera en Coamo, a donde estudió desde kínder hasta duodécimo grado, Jancarlo priorizó sus responsabilidades académicas ante cualquier actividad propia de su edad.

Luego, completó un bachillerato, con distinción cum laude, en Ciencias Biomédicas de la Universidad Interamericana en Ponce, pues quería desempeñarse como dentista en la milicia, a donde sería ascendido a primer teniente un mes después de ser asesinado.

“Estaba en la universidad a tiempo completo, el ROTC y tenía dos trabajos; en IHOP y PF Chang’s como mesero. Le encantaba ser mesero porque, aunque siempre fue selectivo con sus amistades, le gustaba tener contacto con la gente, le gustaba servir a los demás”, sostuvo el hombre de 45 años.

Rivera Dávila confesó que su única preocupación, en ese entonces, era que su hijo sufriera un accidente de tránsito, “por el cansancio”.

“Hacía menos de un año que se mudó con Jineyshka al Tuque. Era bien discreto con sus cosas personales. Queríamos ayudarlo económicamente, pero él no quería. Trabajaba tanto porque quería ser independiente y así lo demostró a su corta edad”, insistió.

“Está brutal porque uno dice, un hombre aplicado que quería tener su propia casa, que era exitoso, quería formar su familia. No vamos a poder ver a sus hijos, la aportación social que el país perdió. Y lo hizo, dio más de lo que recibió, en tan poco tiempo”, acotó.

“Queremos que se haga justicia”

A ocho meses del crimen, sus padres quienes se desempeñan como comerciantes en la Ciudad Señorial, han sacado fuerzas para estar presente en todo el proceso judicial que enfrentan Ana Inés Napoleoni Medina y Jeromy Pietri Napoleoni, acusados de cegarle la vida al joven militar.

“Queremos que se haga justicia. Que se demuestre quiénes son los culpables y que paguen por el acto cruel y vil que le hicieron a nuestro hijo, que le troncharon sus sueños. Tanto que hizo nuestro hijo para que terminara de esta manera por una familia de delincuentes”, cuestionó.

“No solamente mataron a nuestro hijo, nos mataron a nosotros. Ellos nos mataron en vida. Ya nosotros estamos muertos, aunque tenemos nuestra familia que amamos y adoramos… de igual manera estamos muertos. Que tenemos que sobrevivir por nuestra familia, sí, pero nos sentimos vacíos porque falta uno de los nuestros, un pedazo de nuestro corazón”, dijeron Carlos y Johanna al dejar escapar su dolor.

Asimismo, el hombre señaló que “el proceso ha sido muy lento, muy tedioso y lo increíble es que las pruebas, la evidencia está. Los abogados han sido el mecanismo que ha atrasado estas vistas con sus mentiras”.

“Ellos mismos ponen a sus clientes en tiempo y espacio y, a la misma vez, quieren desmentir a la víctima, que es la novia de mi hijo, que fue la única que estuvo en el lugar. Quieren hacer ver como si ella estuviese confundida, pero también fue víctima y fue amenazada”, afirmó.

Entretanto, expuso que “es importante expresarle al pueblo de que Ana, era solo una persona de interés a la que se dio la oportunidad por varias semanas para que expresara los hechos allí ocurridos y nunca apareció”.

“Luego se entregó porque no tenía alternativa. Jeromy nunca se entregó, estaba prófugo. Ambos fueron de los fugitivos más buscados en Puerto Rico. El país invirtió mucho dinero, recursos que son del pueblo, para poder capturar a Jeromy para que enfrentara la justicia”, resaltó.

“Nosotros creemos en la justicia y confiamos en el juez, plenamente. Queremos que se sepa la verdad y no lo que ellos (la defensa) quieren disfrazar. Que sienten a sus clientes para que den su versión, para nosotros escucharlos. Queremos justicia para nuestro hijo”, concluyó.

El juicio contra Ana Inés y Jeromy continuará hoy en la sala 502 del Tribunal de Ponce, ante el juez Ángel Llavona Folguera.