Si usted pensaba que el primer documento oficial del gobierno que podía recibir un menor en Puerto Rico era su licencia de conducir, sepa que hay otra posibilidad: En la isla hay unas 1,589 personas –entre los 7 y 18 años de edad– con licencias para usar armas de fuego.

Se trata de un documento con el retrato de los niños y jóvenes, que tiene la firma del comisionado de la Policía de Puerto Rico.

En concreto, la Ley de Armas 404 del año 2000 dispone que, previa certificación de la federación de tiro, el Superintendente podrá expedir un permiso de tiro al blanco a un menor, desde los 7 años, y medie la autorización del padre, madre, tutor o el custodio, en la que este entregue una declaración jurada en la que se haga responsable de todos los daños que pueda causar el menor.

Mientras, el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) también concede licencias de caza a menores, pero desde los 14 años. En la actualidad, se han entregado 152 de ellas, y no necesariamente estas personas aparecen en el registro que opera la Uniformada.

En el Negociado de la Policía las estadísticas suministradas apuntan a un alza en la expedición de estas licencias. 

La data indica que en el 2013 se concedieron 213 de estas licencias. Mientras que el año pasado se expidieron más del doble, con 539. En esos 5 años, la cifra es 1,589, o cerca del 1.6% de las 97,176 personas con licencias de armas activas hoy día.

“Ayer mismo otorgué dos a menores que tenían como 10 (años)”, dijo recientemente el teniente Johnny Acevedo, director del registro de armas del Negociado de la Policía. “Se le ha entregado (a niños) de 7, 8 y 10 años”, añadió el oficial, quien lleva tres años y dos meses dirigiendo esta división policiaca.

El que un menor tenga una licencia que lo autorice a usar armas es una práctica regulada, explicó Acevedo. Por ejemplo, para que un menor tenga licencia, su padre, madre o tutor tiene que poseer una; ese adulto deberá estar presente en momentos en que el menor haga uso del arma, y ese adulto es quien debe encargarse de que el arma de fuego que use el menor siempre esté debidamente guardada.

“Va a disparar con un arma de fuego registrada a nombre del papá, y el papá debe guardarla en un lugar seguro. No puede estar al alcance de los menores fuera de su supervisión”, reiteró.

¿No puede tenerla en el cuarto?, se le preguntó.

“No, no, el papá incurriría en un delito”, afirmó Acevedo.

Usualmente, los menores con licencias para portar armas de fuego son hijos de personas que se los llevan a disparar con ellos (en los polígonos o clubes de tiro)”, contó Acevedo.

“Casi siempre pasa cuando a los papás les encanta el deporte de tiro al blanco, (entonces) le sacan la licencia a su hijo. La sacan como deporte, no es que ellos sacan una licencia para tenerla por ahí, es como deporte de tiro al blanco”, sostuvo Acevedo. 

“Se los llevan al tiro al blanco, al polígono y disparan hasta en competencias, y los menores pueden participar, siempre y cuando esté la madre, padre o el tutor presente”, indicó.

Casi 100,000 personas tienen licencias

Más allá del tema de los menores, Acevedo dijo que hay 97,176 personas con licencias de portación de armas de fuego activas en Puerto Rico. 

Además de los menores con el debido permiso, se incluyen las licencias tramitadas en el tribunal, las de funcionarios y exfuncionarios, y tiro al blanco. Una sola persona puede tener diferentes categorías de licencia.

En la isla hay registradas unas 263,996 armas de fuego, pero Acevedo explicó que no todo el que tiene licencia está obligado a tener una. Incluso, dijo conocer de personas que tienen hasta 150 armas cada una.

“Tengo ciudadanos que son bien fiebrús de las armas, coleccionistas, y hay quien tiene hasta 150 armas. Después de 5 armas deben presentar una declaración jurada”, añadió.

Importante evaluar al menor

La trabajadora social Nélida Rosario Rivera, en representación del Colegio de Profesionales del Trabajo Social, subrayó la importancia del rol de los padres y custodios de esos menores con permiso de tiro. 

“Nos preocupa y ocupa el bienestar de los niños y niñas, y de todas las personas, tenemos que enfocarnos en la responsabilidad que tienen las personas adultas, llámense padres, madres, custodios, y del estado, como custodio final de esos niños y niñas, representada en este caso por la Policía que expide ese tipo de permiso”, sostuvo.

Dijo que del análisis de la ley surge que hay unas exigencias a esos padres, como que cumplan con unos sellos, pero lamentó que no hubiera “una evaluación psicosocial a la familia y al niño”.

“Sería importante una evaluación psicosocial para determinar si ese menor entiende la responsabilidad en la que está incurriendo. Tenemos que garantizar que el acceso de un niño o niña a ese tipo de artefacto o adiestramiento no vaya finalmente a ser perjudicial para ese niño y otras personas”, sostuvo.

Ha habido incidentes de menores con armas, desde algunos lamentables que se disparan accidentalmente a ellos mismos, hasta otros que hacen amenazas en vídeo y que luego difunden por las redes sociales. Ninguno de los entrevistados dijo que estos casos tienen que ver con las mencionadas licencias. 

Rosario Rivera sí dijo que esos incidentes deben motivar a orientar bien al menor sobre las armas. 

“Un niño o niña puede pensar que es un juguete… los jóvenes y los niños están para jugar”, agregó.

La pistola rosita y los clubes

El senador Carmelo Ríos relata que, cuando su hija Ariana tenía entre 14 a 15 años, le compró un arma de fuego rosita con las siglas RBD, en referencia a la serie y agrupación juvenil mexicana Rebelde. 

En su experiencia, dijo que el que un menor pueda tener un arma de fuego ayuda a fomentar el deporte del tiro, que es uno de los que más medallas le ha producido a Puerto Rico. Muchas veces, esos menores con licencia de portación son hijos de atletas del tiro al blanco.

Ríos, portavoz de la mayoría en el Senado, dijo que la nueva ley de armas que se trabaja en la legislatura mantiene estas licencias. Recordó que la medida ya fue aprobada en el Senado y se encuentra actualmente en etapa de vistas públicas en la Cámara de Representantes.

Por su parte, Reinaldo Irizarry, presidente de la Federación de Armas Cortas y Rifles, dijo que hay dos escuelas, la del Albergue Olímpico en Salinas y la de Mayagüez 2010, que ayudan a adiestrar a esos menores, y que cuentan con 33 clubes con unos 85,000 socios donde hay mucha participación de pequeños, aunque siempre los menores solo pueden usarla en presencia de su papá.

“Si es bala viva, el papá tiene que estar con él”, dijo Irizarry, quien aclaró que hay menores que disparan sin licencia, pero que no están usando arma de fuego, sino un arma neumática, o que usa perdigones o balines.

De hecho, incluso a nivel deportivo, se está viendo una mayor presencia de menores de edad.

El que un menor tenga acceso a un arma de fuego es algo que no se toma a la ligera en la Federación, y desde que llegan lo primero que hacen es enfatizar aspectos de seguridad, como que nunca se debe apuntar un arma de fuego a otra persona, que no se le dispara a animales y que el arma aun en su caja puede estar cargada. 

“Somos muy responsables. A esos jóvenes lo primero que procuramos es formación”, sostuvo.

Ninguno de los entrevistados, el teniente Acevedo, el senador Ríos o Irizarry dijeron recordar de incidentes desgraciados relacionados a menores con licencia de portación de armas de fuego.

LICENCIAS ACTIVAS

En total, en Puerto Rico hay 97,176 personas con licencias de armas activas. Una persona puede caer en más de una categoría

1,589: Menores con licencias activas

34,552: Personas con portación aprobadas por el tribunal

1,364: Personas con licencias para caza (podría haber más, el trámite lo realiza el DRNA)

7,517: Portación de armas de policías retirados

1,089: funcionarios como secretarios de agencia, alcaldes, legisladores y legisladores municipales

84,080: Tiro al blanco

263,996: Armas de fuego registradas

Fuente: Policía de Puerto Rico