Las trampas colocadas en patios de residencias y otros lugares llegan a este laboratorio para ser revisadas meticulosamente por científicos en busca de mosquitos, en particular de Aedes aegypti. Luego continúa todo un sofisticado proceso para entender mejor el comportamiento de este resistente insecto que transmite el dengue, el chikungunya y el zika.

La meta es poder combatir al Aedes aegypti de la manera más efectiva, con diferentes estrategias que incluyen el desarrollo de mapas para ver en qué sectores tiene una mayor presencia, o identificar a cuáles insecticidas son más resistentes.

Unos 70 profesionales son parte de este importante proyecto de la Unidad de Control de Vectores de Puerto Rico (PRVCU, en inglés), creado a finales del 2016 gracias a un acuerdo entre los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC, en inglés) y el Fideicomiso para las Ciencias, Tecnología e Investigación de Puerto Rico, mediante el cual el primero otorgará $14 millones anuales por cinco años.

“Este laboratorio es un paso bien importante para poder controlar el mosquito Aedes aegypti en Puerto Rico, y poder reducir las enfermedades que transmite”, destacó Lucy Crespo, principal oficial ejecutiva del Fideicomiso, destacando que los datos que recopilen en la PRVCU permitirán al Departamento de Salud trazar planes más efectivos para prevenir futuras epidemias o  combatirlas efectivamente.

Crespo detalló que parte del trabajo se enfoca en el monitoreo y vigilancia del Aedes, donde se cuentan los mosquitos hembras, teniendo como parámetro que en cualquier trampa donde aparezcan más de tres hembras es una indicación de que hace falta atajar y reducir esa población.

La doctora Marianyoly Ortiz, directora del PRVCU, agregó que otro importante elemento del proyecto es la colaboración con las comunidades.

“Esto es crítico, porque el mosquito Aedes aegypti vive en nuestros hogares, vive con nosotros. Y el rol de la comunidad es el más importante en esta lucha. Sin ustedes, no vamos a poder lograr esta misión”, resaltó Ortiz.

 En su corta existencia, la Unidad de Control de Vectores ya ha llevado a cabo campañas educativas, ferias y visitas a escuelas, comunidades y refugios, distribuyendo material educativo, repelentes y pesticidas. Además, muestran a las personas cómo identificar y reducir los criaderos de mosquitos.

Ortiz insistió en que, más allá de los trabajos científicos, la mejor manera de controlar el mosquito Aedes aegypti sigue siendo eliminar los criaderos. Destacó que no basta con botar el agua acumulada, sino que hay que cepillar las superficies, pues los huevos de mosquitos pueden sobrevivir sin agua por hasta ocho meses y una vez reciben agua pueden continuar su ciclo y producir mosquitos.

Otro elemento que resalta la importancia de controlar los criaderos es que las poblaciones en Puerto Rico han mostrado una resistencia bastante alta a los químicos que se usan en insecticidas y otros productos para su control. 

“El mosquito sigue con nosotros y es importante que la comunidad tome eso en cuenta y que no baje la guardia...”, afirmó Ortiz.