La investigación en torno a la desaparición de un empleado de una tienda WIC de Trujillo Alto no está paralizada y las autoridades prosiguen con las entrevistas a potenciales testigos, mientras tienen identificadas a tres personas de interés en el caso.

Alberto Javier Rivera Hernández, de 21 años, desapareció la noche del 18 de noviembre del 2011, de su residencia en la urbanización Metrópolis de Carolina, cuando varios individuos lo llamaron para que conversaran fuera de su hogar. Se alega que desapareció sin dejar rastro, tras salir de su hogar sin camisa, sin celular, sin cartera y también dejó su auto. Horas antes había ido a visitar al hospital a la madre de su tercera hija, que dio a luz el martes 15 de noviembre del 2011.

El próximo 24 de agosto, el joven cumpliría los 23 años y su familia, aún desesperada, alberga las esperanzas de localizarlo. Su madre, Raquel Hernández, se comunicó con este diario en busca de conocer el curso de la pesquisa y manifestó su preocupación de que se afecte el caso porque la agente investigadora Macy Batista, va a ser trasladada a otra división de la Policía esta semana.

“Ella es una agente que ha levantado un buen expediente del caso, queremos que la investigación siga, mi convencimiento es que a mi hijo lo mataron por qué, lo desconozco (...) no sé de qué se trata, yo no tengo miedo de nada, pero la verdad tiene que salir”, declaró entre lágrimas Hernández.

El director de la Rama Investigativa, inspector Jorge L. Luyando, por su parte, confirmó que al momento no han logrado dar con el paradero del desaparecido, pero que prosiguen investigando todos los ángulos en esta etapa de la pesquisa, aún cuando la agente del caso será trasladada.

Ayer, Hernández se reunió con el inspector Luyando quien le aseguró que van a asignar un agente competente a quien asignarle el caso. “No estamos haciendo presión, sino que reclamamos tiempo y espacio para la investigación, que no se quede sobre un escritorio su expediente, que el caso llegue hasta las últimas consecuencias”, solicitó la madre.

De hecho, el pasado 6 de julio, los investigadores entrevistaron nuevamente a su esposa Sacha Rivera, quien se había reafirmado anteriormente que está disponible para someterse nuevamente a la prueba del polígrafo, luego de que la Policía divulgara que la que le fue practicada el 9 de diciembre del 2011, resultara fallida.

“Se enfatizó de nuevo en las entrevistas a la pareja, continuamos investigando todos los ángulos, pero no tenemos pistas de dónde puede estar el individuo. La última entrevista fue el 6 de julio. Continuamos con tres personas de interés”, declaró Luyando.

Sin embargo, el inspector no reveló quienes son esas personas de interés, ni su relación con la víctima.

En octubre del 2012, las autoridades organizaron la búsqueda, sin éxito, en una finca del sector El Sartén, en el barrio Carraízo de Trujillo Alto, donde los agentes diligenciaron una orden de allanamiento en una residencia que ubica en esa finca y ocuparon un revólver.

Además el 15 de mayo del 2012, las autoridades inspeccionaron otra finca de la intersección de las carreteras PR-851 y PR-941, sector Yeyo, de Trujillo Alto, pero tampoco localizaron evidencia pertinente a la pesquisa.

El ocho de febrero de ese año, se localizó un cadáver en avanzado estado de descomposición, casi descarnado, en un solar yermo, de la carretera PR -176, en el barrio Carraízo Alto de Trujillo Alto, que se creía que podría ser el desaparecido, pero posteriormente se determinó que no lo era, estancando nuevamente la pesquisa.

“Me lo mataron, pero queremos darle cristiana sepultura. ¿Porqué quisieron hacernos este daño?... Nosotros le servimos a un Dios de poder, por qué y dónde lo dejaron es lo que queremos saber”, aseveró la progenitora del desparecido.

La madre también lamentó haber perdido contacto con el nieto que procreó su hijo con Rivera y que al presente no hayan podido inscribir a la bebé que nació el día antes de su desaparición y que fue producto de la relación con otra fémina.