Lares. El alcalde de este pueblo, Roberto Pagán, puso hoy el grito en el cielo al señalar la falta de ayuda del gobierno central en aspectos básicos a casi una semana del paso del huracán María por la Isla.

“La ayuda del gobierno (central) es cero”, denunció ayer Pagán al atender este medio en su despacho en la Casa Alcaldía. “No hay ningún tipo de ayuda. Ya casi no tenemos agua en un refugio con más de 50 personas; en casi todo el pueblo no hay agua potable; no hay diésel para que el hospital y dos supermercados sigan operando; y la gente de Vivienda y de FEMA no aparecen. El domingo subí a San Juan a la reunión con el gobernador (Ricardo Rosselló) y al día siguiente envié otro representante del municipio para otra reunión, pero al día de hoy no hemos recibido nada del gobierno. No entiendo por qué”, cuestionó Pagán con evidente malestar al indicar que no hay ningún canal de comunicación con el primer mandatario ni con sus ayudantes.

Pagán describió como “una destrucción” el estado del pueblo con miles de familias sin residencias, con dos barrios incomunicados, y con millonarias pérdidas en el sector agrícola.

Hasta ayer, el primer ejecutivo del municipio precisó que los barrios Bartolo y Río Prieto continuaban sin acceso. Dijo que entre 15 y 20 familias residen en ambas barriadas en el campo de la ciudad. Sí dijo que personas de ambos barrios lograron salir a pie y comunicaron que no hubo fatalidades durante el paso de este evento atmosférico.

“Tenemos ahora mismo, varias brigadas tratando de lograr acceso a ambos barrios. Son los únicos incomunicados en este momento. En el barrio Pozuela se derrumbó una carretera y tres casas cedieron. Gracias a Dios que esas tres familias habían abandonado el área”, dijo Pagán al indicar que ninguna muerte se registró a consecuencia del huracán.

Hasta ayer, un total de 52 personas permanecían refugiadas en la escuela Domingo Aponte Collazo. El alcalde dijo que todos perdieron sus residencias. Pagán no tenía ayer un estimado de la cantidad de casas destruidas completa o parcialmente. “Sí puedo decir que serán más de mil. Aquí, hay muchas residencias humildes de madera y zinc, especialmente, en las comunidades fuera del casco urbano”.

El hospital ha estado operando estos días, dijo el alcalde, pero advirtió que la administración del mismo le avisó que ya escaseaba el diésel. “Me dijeron que solo tienen diésel hasta mañana (hoy). Al menos, un supervisor de la Autoridad de Energía Eléctrica me dijo que trabajaban para darle luz al hospital en esta semana”.

Y esa es la misma situación con la operación de dos supermercados en el casco urbano. “Amenazan con cerrar si no reciben más diésel. Es una situación que me preocupa. No hay agua y podríamos quedarnos sin alimentos si cierran ambos supermercados. Nosotros como municipio hemos comprado diésel para la operación de las máquinas de equipo pesado para limpiar las calles, pero nos falta más para otros aspectos necesarios. Y el gobierno lo sabe””, dijo Pagán al señalar que desde el lunes el combustible comenzó a llegar a los puestos de gasolina en el pueblo.

Ayer, de paso, este medio observó largas filas en tres de las varias gasolinerías que ubican en el centro del pueblo. Una de ellas permanecía cerrada.

La economía de Lares, a su vez, sufrirá un impacto monumental ante la cantidad de fincas con cultivos de plátanos, guineos, y café, principalmente, que se vieron afectadas en su totalidad, dijo el alcalde.

Precisó que más de 1,000 agricultores viven de estas fincas.

“Esto fue devastador para el sector agrícola. Es como si un día te levantas con un plato de comida, y al día siguiente no tienes nada. No quedó ni una mata de plátano de pie. También se afectó la agricultura hidropónico y la industria del café. Recuerdo que para el huracán George (1998) que fue categoría tres, nos levantamos rápido, pero esto es para largo. No habrá pasteles en Navidad", lamentó Pagán, quien tuvo que clausurar el único cementerio debido a los daños ocasionados por las lluvias y quien busca ayuda de la Guardia Nacional para guardar cuatro cadáveres en unas neveras.

En tanto, varias personas entrevistadas por este medio hablaron de la desesperación que vivieron estos días ante la falta de comunicación con familiares en otros pueblos y en el exterior. “Para poder comunicarme con un familiar en San Juan tuve que viajar a Arecibo para tener señal y así hablar con ellos. Aquí, en el pueblo no hay ninguna señal”, dijo la lareña Iris Santiago. Mientras otros como Oscar Rivera viajaron hasta el área metropolitana. “Subí hasta Dorado, donde encontré señal para hablar con mis hijos en Estados Unidos”, dijo Rivera. “Esto ha sido horrible. Hay mucha desesperación por el asunto de la gasolina y de la falta de comunicación”.