El Sistema de Notificación de Muertes Violentas de Puerto Rico (PRVDRS), afiliado al Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, documentó 16 suicidios luego del paso del huracán María, en septiembre del 2017, donde la exposición a un desastre se percibió como un factor precipitante.

Entre los meses de septiembre a diciembre del 2017 se reportó un total de 101 suicidios, de los cuales 16 fueron asociados con el desastre, dos en septiembre, cinco en octubre, ocho en noviembre y uno en diciembre.

Sin embargo, durante una conferencia de prensa virtual, se explicó que se requiere de un análisis más a fondo que incluya -al menos- los primeros seis meses del 2018 como secuela del impacto del fenómeno atmosférico.

El sistema de vigilancia epidemiológica diseñado para obtener un censo completo de las muertes violentas en Puerto Rico durante el 2017, que incluye los casos de suicidios, fue analizado con los datos suministrados por los Negociado de Ciencias Forenses, de la Policía y del Registro Demográfico y verificado por el Centro de Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), que subvenciona el programa hasta el 2021.

Las estadísticas obtenidas de un análisis preliminar que compara el número de suicidios para los meses de septiembre a diciembre del 2017 con el mismo período el año anterior muestran que la mitad de estos ocurrieron en el mes de noviembre.

La mayoría de los suicidios, un 81.3%, ocurrieron en el domicilio y en el área metropolitana de San Juan.

Los métodos más comunes fueron la asfixia (68.8%), lanzarse al vacío (18.8%) y uso de armas de fuego (12.5%).

También se conoció que las víctimas fueron hombres de 50 años o más (81.3%) y que en el 75% de las personas que se privaron de la vida no lograron una educación mayor a la escuela secundaria.

En un 43.8% de las víctimas había sospecha de uso de alcohol en las horas previas al suicidio.

Una de las investigadoras principales del proyecto, Myribel Santiago, quien estuvo a cargo de la presentación del estudio, indicó que, en términos generales, lo que ha sido una tendencia histórica, al igual que en los homicidios, los suicidios en el año 2017 son más frecuentes en hombres (84.4%) que en mujeres (15.6%).

En el 31.2% de los casos había antecedentes de intentos de suicidio previos al incidente fatal y en un 20% habían expresado sus planes.

“Estas son categorías independientes, o sea, podría haber una persona notificado a otra persona y también haber dejado una nota (14%), esto amerita un análisis más detallado porque queremos tener un entendimiento más profundo de las circunstancias de estas muertes… estamos en colaboración con la Comisión para la Prevención del Suicidio para que estos datos sean analizados más profundamente y se cumple con el propósito de que se puedan utilizar estos datos para desarrollar estrategias de prevención basados en evidencia”, sostuvo el Dr. Diego Zavala, quien dirige el proyecto.

Frecuentemente, fue reportado que había una percepción de que la víctima sufría de una depresión al momento de la fatalidad (63.4%) y en 39.9% de las víctimas de suicidio habían sido identificadas con un problema actual de salud mental.

Los diagnósticos más frecuentes entre las víctimas de suicidio son la depresión o distimia (síntomas depresivos crónicos, 61.8%), esquizofrenia (17.3%) y trastorno bipolar (9.1%).

Muertes violentas

También se estableció que el 98% de todas las muertes violentas en el 2017 fueron por homicidios o suicidios.

Según su definición, las muertes violentas, no son solo asesinatos, ocurren por suicidio u homicidio, muertes por lesiones con armas de fuego no intencionadas, por intervención legal (excepto pena de muerte) y muertes con intención indeterminada.

Durante el 2017, en Puerto Rico se reportaron 959 incidentes que resultaron en 1,025 víctimas de muertes violentas. La mayoría de estas víctimas fueron homicidios únicos o múltiples (70.3%), incidentes únicos de suicidios (26.3%) o casos de homicidio-suicidio (1.4%). En el 45.5% de los casos no se identificó al sospechoso y no tienen disponibles cifras de esclarecimiento.

La investigación también concluyó que hace casi tres años, los hombres puertorriqueños tenían un riesgo 11.6 veces mayor al de los blancos en los Estados Unidos, aun mayor que la población de afroamericanos.

El riesgo de morir por homicidio en mujeres puertorriqueñas es similar al riesgo de las poblaciones en los Estados Unidos, excepto en las afroamericanas, las cuales presentan las tasas más altas.

El mecanismo principal de todas las muertes violentas fue el uso de armas de fuego las cuales fueron empleadas en dos de cada tres incidentes fatales, que fueron ligadas en su mayoría a circunstancias criminales, como lo son el tráfico ilegal de armas y drogas.

“El 83% de las víctimas no habían tenido una educación más que de escuela superior y esto está muy relacionado con otros índices socioeconómicos, como el ingreso anual de las personas, pero está claro que la inequidad en términos de muertes violentas evidenciada por el nivel de educación de las víctimas es un problema que llama para el desarrollo de estrategias para reducir estas inequidades, esto no creo que sea nada nuevo… es una obligación de las agencias de gobierno para desarrollar o mejorar sus estrategias”, puntualizó Zavala.

Violencia doméstica

Además, dieron a conocer que, de los 21 homicidios con evidencia de violencia familiar, 18 se derivan de conflictos en relaciones de pareja, o expareja. La mayoría de estas víctimas son mujeres (72.2%) y 17 de los 18 sospechosos son hombres (94.4%).

Las circunstancias en estos homicidios se relacionan con un conflicto inmediato o continuo, o con violencia entre parejas o exparejas (72.2%), una crisis entre las parejas íntimas (33.3%) y celos por una relación de pareja íntima actual o anterior (16.7%).

En el 50% de todos los homicidios de parejas íntimas se utilizó un arma de fuego.

El Dr. Zavala, justificó el retraso en la publicación de los hallazgos no solo por los terremotos y la pandemia, sino que como era el primer proyecto les tomó tiempo el diseño y confección de la base de datos, la recopilación de la información, el análisis de los expedientes y la certificación del CDC.

Esperan que el análisis del 2018 esté listo para finales de este año, ya que acaban de cerrar su base de datos; el del 2019 se encuentra en el proceso de consolidación de datos y ya comenzaron a coleccionar información del 2020.

El PRVDRS lanzará una página web para tener esta información disponible, ampliarán la base de datos de armas de fuego a partir de septiembre y compartirán los datos con otras organizaciones para investigación, entre otros planes.