Un arma de fuego localizada en un pastizal cerca de la escena del crimen de la joven madre Sandra E. Bones Roque, de 22 años, quien fue ultimada a balazos durante la madrugada de ayer, lunes, en el Ramal 54 cerca de la entrada a la urbanización La Pradera en Guayama, es una de las piezas que serán analizadas por los investigadores del Instituto de Ciencias Forenses (ICF).

Se trata de una pistola Glock de 10 milímetros, que dispara balas de calibre .40, pero todavía no ha sido conectada con el asesinato hasta tanto se levanten huellas y los peritos del laboratorio de balística concluyan las pruebas comparativas con los casquillos ocupados en la escena de ese calibre.

En esta etapa de la pesquisa se sigue sin establecer el motivo del asesinato y se continuaban hoy con las entrevistas a sus familiares y allegados para recrear sus últimas horas de vida en busca de pistas que les ayuden a esclarecer el caso. Tampoco conocen si compartía sentimentalmente con alguien o fue citada al lugar.

El director del Cuerpo de Investigación Criminal (CIC) de Guayama, capitán Miguel Rodríguez, reveló que siguen intentando localizar el teléfono celular de la mujer fallecida, por lo que continuarán realizando nuevas búsquedas por la escena en busca de esa y otra evidencia.

“No tenemos móvil, exhortamos a la ciudadanía a que colaboren para esclarecer este vil asesinato de una madre empezando a vivir con dos hijos, pueden ofrecer confidencias por lo menos algún dato que recuerden nos puede ayudar”, exclamó el capitán Rodríguez

El cadáver de una mujer, vecina de Arroyo, fue localizado sobre el pavimento a varios pies de distancia de un automóvil Toyota Yaris, color rojo, del 2014, donde dormían sus dos hijos de 1 y 3 años de edad, los cuales resultaron ilesos a pesar de que la carrocería y el cristal delantero recibieron impactos de bala.

El capitán Rodríguez confirmó que esperan porque sea analizado por el personal del ICF.

La expareja de la mujer y padre de los menores se encuentra encarcelado en el complejo correccional Las Cucharas en Ponce, tras ser acusado el 22 de octubre del 2020 ,violar los artículos 3.1 (maltrato), 3.3 (amenaza), 3.5 (agresión sexual conyugal) y violación a la Ley de Armas, mientras ya cumplía una probatoria de 8 por violar el artículo 3.2 (maltrato agravado).

También estaba vigente una orden de protección hasta el 23 de octubre del 2021.

En marzo del 2019, la víctima se querelló contra el individuo, de 24 años, porque la agredió con los puños en el rostro.

Ese ángulo fue investigado, sin embargo, no han encontrado alguna conexión.

Agentes del CIC de Ponce, brindaron apoyo ayer en gestiones como la ocupación de cámaras de seguridad en esa zona para su análisis.

Cerca del lugar de los hechos se intervino con un individuo que impactó un talud de tierra, presuntamente al escuchar los disparos, quien se internó en un monte ocupándole 5 copos de marihuana. Este quedó en libertad ya que no aportó nada valido al caso.