Arranca juicio contra internista acusado de agredir sexualmente a paciente
Johnny H. Pérez Sánchez está acusado de agresión sexual contra una paciente.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 12 años.
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El cirujano Michelangelo Santiago declaró hoy que en 20 años de conocer y trabajar junto al médico internista Johnny H. Pérez Sánchez, acusado de agresión sexual contra una paciente, nunca escuchó o conoció de una acusación similar contra su colega.
Esta tarde, en el inicio del juicio que se sigue contra el galeno en el Tribunal de San Juan, Santiago dijo además que la alegada víctima bromeó cuando la examinó en horas de la tarde en su cuarto la tarde del 16 de agosto del 2012 -día en que ocurrieron los hechos- en el Hospital Metropolitano de Río Piedras y que durante la hora que estuvo en el lugar nunca le contó lo sucedido con Pérez Sánchez en horas de la mañana.
Santiago afirmó que Pérez Sánchez era un hombre “serio” y de reputación “intachable”.
“¿Esta es la primera queja que escucha de él en los 20 años que lo conoce?”, indagó la licenciada Jane Hoffman Mouriño.
“Sí”, afirmó el cirujano, quien durante el directo de la fiscal Román Delgado ofreció detalles de la operación y de la condición médica de la alegada víctima.
Según Santiago, quien operó a la mujer de la vesícula, esta se mostró “tranquila” y “cordial” cuando la visitó unas cinco horas después del supuesto incidente.
“¿Ella no se quejó?”, preguntó Hoffman Mouriño.
“No”, contestó Santiago.
“¿No le dijo que ese doctor Pérez es un fresco?”, cuestionó nuevamente la letrada.
“No”, respondió el testigo.
La familia de la mujer, de 26 años, y la enfermera que se encontraban en la habitación tampoco le indicaron a Santiago de la supuesta agresión, pese a que la paciente se había quejado ante la administración del centro hospitalario horas antes de su visita.
Durante una visita a su oficina después que la dio de alta del hospital, la mujer tampoco le comentó al cirujano sobre el suceso aunque ambos médicos compartieron su cuidado durante la emergencia médica.
Ante el juez Enrique Arias Maldonado, del Tribunal de San Juan, Santiago explicó que se enteró del incidente que involucraba a su colega cuando la fiscal Vanessa Román Delgado, de la Unidad Especializada de Violencia Doméstica, Delitos Sexuales y Maltrato de Menores, lo citó para interrogarlo.
También declaró que durante la segunda visita el día 16 de agosto, la paciente le manifestó que había disminuído el dolor que sentía en el área abdominal como resultado de la laparoscopia que le había realizado el día 13 de ese mes.
Santiago señaló que, tras la operación, recetó morfina a su cliente para paliar el dolor de la intervención quirúrgica y que la dosis se debía proveer cada 3 o 4 horas, según la necesidad de la paciente.
En un redirecto matizado por las objeciones de la defensa, la fiscal Maritza Valero, que comparte la representación del ministerio público con Román Delgado, preguntó si cuando fue a dar de alta a la mujer el 16 de agosto sabía que horas antes su paciente se había quejado del doctor Pérez en la institución.
Hoffman Mouriño brincó con una objeción porque esta información no estaba en su redirecto. Pero la fiscal insistió y reformuló la pregunta para incluir en esta ocasión que la queja era porque el médico alegadamente le había tocado indebidamente en su área vaginal.
“Esa información me la dio la fiscal en la entrevista”, dijo el médico en medio de las objeciones.
Con otra objeción de Hoffman Mouriño porque el doctor no tenía conocimiento de la alegada querella, el juez Arias Maldonado permitió que Santiago buscara en el expediente médico de la alegada víctima la polémica querella.
Visiblemente incómodo, Santiago soltó que “yo puedo hablar de las partes que escribí (del récord)”, mientras pasaba las hojas del voluminoso expediente.
“¿En qué parte está, me puede decir usted, que tiene constancia de quién la escribió?”, preguntó el testigo a la fiscal Valero.
Santiago nunca encontró la querella.
En la última vuelta de preguntas al testigo, Hoffman Mouriño preguntó por los efectos secundarios de la morfina.
“Disminuye el estado de conciencia y puede provocar defectos auditivos y visuales”, apuntó el cirujano.
“¿Y sensoriales?”, cuestionó la abogada.
“Son medicamentos que deprimen el sistema nervioso central”, ripostó Santiago.
La abogada insistió en la pregunta de los efectos y finalmente el médico aceptó que la morfina puede provocar alucinaciones.
Antes de Santiago, testificaron otros dos médicos, uno de sala de emergencias y otro gastroenterólogo, quienes ofrecieron detalles de la llegada de la paciente al Hospital Metropolitano y de los síntomas que presentaba.
El juicio sigue el 19 de abril a las 9:30 a.m.