La fiscalía federal y la defensa de Aúrea Vázquez Rijos, su hermana Marcia y su excuñado José Ferrer Sosa presentaron esta mañana sus argumentos finales en el juicio que se lleva contra el trío por los cargos de asesinato por encargo del esposo de la primera, el empresario canadiense Adam Anhang.

Anhang fue asesinado el 22 de septiembre de 2005 en el Viejo San Juan.

A Vázquez Rijos y los coacusados se les imputa haber conspirado para encargarle cometer el asesinato a Alex Pabón Colón, alias “Alex El Loco”, quien confesó el asesinato y fue parte de los testigos durante este proceso.

Durante sus argumentos finales, la fiscal federal Jennifer Hernández repasó los pormenores del caso, indicando que “Áurea Vázquez Rijos fue la mente maestra detrás del asesinato”.

Antes de presentar imágenes de la escena del crimen, recordó que Adam Anhang Uster era un hijo, hermano, amigo y empresario exitoso, que para entonces tenía apenas 32 años.

Recordó que Anhang y Vázquez Rijos se conocieron en 2003 y comenzaron una relación que los llevó a casarse en 2005. Poco después comenzaron a tener problemas matrimoniales, y acudieron a recibir terapias. La doctora Alexandra Ramos testificó sobre las terapias y aseguró que Anhang quería divorciarse, a lo que Vázquez Rijos se oponía vehementemente.

La fiscal recordó que un testigo, Alexis García Molint, declaró haber tenido relaciones con Vázquez Rijos mientras estaba casada con Anhang, y que le preguntó, en dos ocasiones, si conocía a algún asesino.  

Repasó además el testimonio del abogado Edwin Prado, sobre el acuerdo prematrimonial de la pareja, que fue arreglado poco antes de la inesperada boda, y que beneficiaba a Vázquez Rijos. Ese acuerdo establecía que en caso de que falleciera uno de los cónyuges el otro se quedaría con el 30% de sus bienes. El patrimonio del empresario judío estaba valorado en $24 millones, lo que suponía que Vázquez Rijos podía recibir $8 millones en caso de que él falleciera.

En su testimonio, Prado también mencionó que Vázquez Rijos le preguntó si conocía alguien “que pudiera hacer el trabajo”, tras constatar que en efecto la muerte de su marido representaba una posible fortuna para ella.

“Aquí es cuando aparece Alex Pabón Colón, alias Alex El Loco, alias Dante, alias Karateca”, afirmó la fiscal, antes de describir al asesino confeso como un traficante de marihuana en la zona del Viejo San Juan, que entre sus clientes tenía a Ferrer Sosa.

Volvió sobre el testimonio de Pabón Colón, quien declaró que primero trataron de convencerle de darle una paliza a Anhang, haciendo ver a Vázquez Rijos como una víctima. “Declaró que Áurea Vázquez Rijos le dijo que Anhang la maltrataba y que el canadiense merecía la paliza que querían darle”.

Luego le pidieron asesinarlo. “Allí, en (el negocio) Pink Skirt habló con los tres, y le pidieron asesinar a Anhang”, recordó Hernández. Acordaron que le ofrecerían dinero. Áurea le dijo primero $2 millones, pero Ferrer Sosa le pidió que le diera $3 millones.

En la noche del 22 de septiembre de 2005, se concretó el crimen.

“Tenía que ser un asesinato vicioso. Lo golpeó, lo acuchilló. Adam luchó por su vida”, repasó la fiscal. “Dijo que también golpeó a Áurea, y que le dio tan duro que pensó que la había matado también”.

“Run, baby, run”, fueron sus últimas palabras (de Anhang).

Hernández recordó al jurado el testimonio del barbero Isidoro Pérez, quien llevó cartas de parte de Pabón Colón, quien entonces se ocultaba, al trío de acusados, pidiendo que le entregaran el dinero.

Para entonces, y a pesar de las muchas dudas al respecto, fue acusado del crimen Jonathan Román Rivera, quien fue juzgado y sentenciado erróneamente en el 2007.

Tras la captura y confesión de Pabón Colón en el 2008, Román Rivera fue liberado. Desde su arresto, le dijo al FBI que fue un asesinato orquestado por Áurea Vázquez Rijos.

La exreina de belleza, su hermana Marcia y Ferrer Sosa fueron entonces acusados. Pero Áurea se había ido a vivir a Italia.

“Aurea no regresó a Puerto Rico. En su lugar, hizo todo lo posible por quedarse allí”, dijo la fiscal, recordando que para permanecer en la comunidad judía de Florencia, Vázquez Rijos ofreció información falsa y falsificó un sinnúmero de documentos.

“No fue hasta el 30 de junio de 2013 que fue arrestada en España”, resaltó Hernández.

“El estado ha probado que Áurea Vázquez Rijos, Marcia Vázquez Rijos y José Ferrer Sosa conspiraron para que se cometiera el asesinato”, insistió la fiscal. “La defensa intentará decirles que Áurea era la víctima, que José Ferrer Sosa era amigo de Anhang y no tiene vela en este entierro. Les van a decir que Alex está loco y se inventó todo. Pero Áurea Vázquez Rijos fue la mente maestra detrás de este asesinato”.

“Su determinación debe basarse solamente en esa evidencia que se les ha presentado. Les pedimos que hallen a los acusados culpables de los cargos que se le imputan”, concluyó la fiscal Hernández.

Para la tarde se espera la presentación de los argumentos finales de las defensas de los tres coacusados.

Antes de que comenzaron los argumentos finales el juez federal Daniel Domínguez fue categórico en sus órdenes hacia ambas partes de que debían respetar a los miembros del jurado.

“Denle espacio al jurado. No le hablen encima como si esto fuera una película de Hollywood”, ordenó, dando instrucciones de que ningún momento se acercaran al jurado más allá de una línea imaginaria detrás del podio que fue colocado en el centro de la sala para facilitar el proceso de los argumentos finales.

Áurea Vázquez Rijos, Marcia Vázquez Rijos y José Ferrer Sosa están todos acusados de conspirar para utilizar una facilidad del comercio interestatal para asesinar a Anhagn.

Áurea enfrenta tres cargos adicionales: por el uso de una facilidad del comercio interestatal, en este caso el vehículo Porsche Cayenne que le había comprado Anhang; por uso de una facilidad del comercio interestatal, en referencia al vehículo BMW de Anhang; y otro cargo por uso de una facilidad del comercio interestatal, en este caso el teléfono.

De ser encontrados culpables, se exponen a una condena de cadena perpetua.