De trucos y mañas, ya ellos saben.

Las malas experiencias con los billetes falsos ha llevado a muchos comerciantes a ingeniárselas para no caer en trampas. 

Algunos apuestan a su sexto sentido e intentan descifrar el mensaje corporal de la persona cuando acude con prisa o intenta pagar una ínfima suma de dinero con un billete de $50, otros tienen sus trucos al detectar la textura del papel del billete o utilizan la tecnología disponible en el mercado. 

Carlos Bernardi, quien ha operado por más de 15 años el negocio Tato Mini Marquet, localizado en la Placita de Santurce, ha sido engañado en varias ocasiones por clientes que le han colado algunos billetes falsificados. 

El comerciante no cree en el uso de un marcador especial que, al pasarlo sobre el billete, se supone que deje una mancha negra si es falso, porque -según su experiencia- en el caso de los que son de los años 60, por ejemplo, no los reconoce aunque sean genuinos. 

Con el tiempo aprendió a mirar los números de serie y las fechas y, si tiene duda, le pide al cliente que se lo inicie.  

“Yo creo en mi instinto, a veces llega una persona con un billete de $100  o $50, me da malicia, esa gente viene con prisa. Hay ciertas personas que uno los identifica que son personas que son truqueros, con billetes falsos. Yo le digo a veces que no tengo cambio para evitar problemas. Pero hay billetes especialmente los de 20 falsos, están bota’os”, manifestó Bernardi. 

Cuando operaba dentro de la Plaza del Mercado fue engañado con un billete de $50 por un cliente que creía que era honrado. 

“Esa persona me paga con un billete de $50, cuando lo llevo al banco me dicen que es falso, le pido una copia al banco y se la muestro. Él aceptó lo que hizo, pero luego dijo que no me había pagado con un billete de $50, ese dinero lo perdí. El otro caso fue con un billete de $20; ese fue bien montado, cogió un billete de dólar y a las cuatro puntitas le puso un billete de $20”, narró riéndose de su experiencia. 

Su mala suerte no terminó ahí. Bernardi contó a Primera Hora que también le pagaron con dos billetes de $20 falsos y, cuando le pagó a otra compañía a la que le compra carnes, pasó la vergüenza de que le dijeran que les había entregado dinero falso. 

A María Pérez, quien administra el Puesto #1 donde vende Lotería Tradicional, Electrónica y opera una barra, en la Placita de Santurce, también le han pagado con mala moneda. 

La comerciante ha recurrido a los marcadores y, en el caso de los billetes de $100, a una máquina que los detecta para protegerse de los tramposos.

En su caso nunca ha detectado cara a cara al malhechor, solo en una ocasión se lo dijo al cliente y éste alegó que no tenía idea que el dinero era falso. 

“Los marco, si la tira negra, pues es falso y si es real, lo tira amarillo. Cuando es falso, lo tira negrecito; ahí te indica que no sirve. La máquina se usa para los billetes de $50 y de 100”, agregó la comerciante, quien dijo que el marcador especial cuesta $35.

En el almacén Mi Casa Inc., su propietario Miguel Morán, se mantiene alerta para evitar pérdidas de dinero. Con más de 40 años de experiencia conoce la textura del papel, utiliza también la técnica del marcador y, si le van a pagar con un billete de denominaciones altas, le pide al cliente que lo cambie. Dice que nunca ha pasado por la experiencia. 

“En los billetes de 100 es más problemático porque parece que lo hacen bien. Si me pasa llamo al Servicio Secreto y le explico, le doy el número de billete; sé lo que tengo que hacer”, exclamó Morán.

De su lado, Roberto Alejandro, propietario del negocio El Popular asegura que no le van a pasar gato por liebre y también toma sus precauciones en especial con billetes de $20 y $100.

En varias ocasiones, en sus más de 30 años de servicio, ante la sospecha de que el dinero con el que le pagan es falso, ha tenido que indicarle al cliente de manera diplomática que le pague con otro billete y no lo acepta, pero nunca lo confronta. 

“Al cliente no le digo que el billete es falso, le digo: ‘no puedo aceptar este billete, ¿lo puedes cambiar por otro?’ y ellos me lo cambian. Ha sido con billetes de $20 y una vez de $100. Han sido pocas veces porque el billete falso se conoce”, afirmó con seguridad Alejandro. 

Aclaró, que en los casos que le ha tocado enfrentar, los clientes estaban ajenos a que estaban pagando con dinero falsificado.  

Dice que los conoce porque cuando los estruja con la mano el mismo intenta volver a su estado original, sabe que el billete es genuino.