Crimen que provoca indignación

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 17 años.
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El asesinato de un bebé de 10 meses, que se convirtió en la inocente víctima de una balacera que iba dirigida contra su padre, levantó ayer la indignación de la ciudadanía y la resignación de sus familiares.
Yariel de Jesús Rodríguez viajaba en su asiento protector en un auto junto a sus padres por la carretera 182 del barrio Calabazas de Yabucoa cuando varios gatilleros los emboscaron en la intersección con la carretera 918.
Los delincuentes viajaban en una camioneta Dodge Ram del año que había sido reportada hurtada el 30 de julio en Puerto Nuevo. Uno de ellos, presuntamente con un arma larga, subió a la cajuela para dispararles con más precisión.
El pequeño recibió un tiro en la espalda y otro en la cabeza que le causaron la muerte mientras era atendido en el CDT de Yabucoa.
Ayer se observaban los restos de la violenta balacera contra el auto, que sólo dejó rastros de manchas de sangre, un bulto del Ratón Miguelito, sus pañales desechables y un frasco de leche en polvo.
A pesar de la cantidad de balas disparadas de rifle AK-47 y de armas de calibres 9 milímetros, .40 y .45, el padre, Yamil de Jesús Feliciano, de 33 años, recibió sólo una herida de bala en la cadera izquierda. Según la Policía, el sujeto estacionó el auto a orillas de la carretera y corrió por su vida.
La madre, Yaritza Rodríguez Vázquez, de 21 años, recibió heridas en las piernas. La condición de ambos, recluidos en el Centro Médico, era estable.
“Sabemos que el atentado era contra él. Ya en una ocasión anterior habían atentado contra su vida”, declaró el superintendente auxiliar en Investigaciones Criminales, José L. Caldero López.
El director de la División de Drogas de Humacao, José L. Rodríguez, indicó que De Jesús Feliciano figura en sus organigramas activos. “En el 1998 yo lo arresté junto a su hermano, que actualmente cumple una condena por asesinato, por posesión de marihuana”, recordó, y en los ficheros de la división aparece otra intervención en 2001, por drogas.
La guagua utilizada por los gatilleros fue quemada en el barrio Jácana de Yabucoa y en su caja se recuperó una decena de casquillos de varios calibres.
La noche de los hechos el padre del menor dio el apodo del supuesto gatillero, a quien agentes de Homicidios de Humacao intentaban localizar ayer para interrogarlo.
La hermana de Yamil, Sandra de Jesús, quien está a su cuidado en el Centro Médico, dijo que el matrimonio, que ya había sido informado de la muerte del bebé, está emocionalmente afectado, pero en franca recuperación.
“Está bien, entiende la situación para el golpe tan fuerte que recibieron. Lo importante es que la madre entendió que éstas son cosas de Dios, que quiso que las cosas fueran así”, dijo resignada.
Yariel era el único hijo en común de la pareja, pero ambos tienen niños de otras relaciones.
Ayer el sector Sodoma del barrio Calabazas amaneció entristecido por la muerte del pequeño, que siempre estaba junto a su madre.
“Dios mío, eso es un crimen canalla y después un nene de tan poquita edad. Deben de ahorcarlo y meterlo en la cárcel por lo menos 100 años para que se muera allí”, dijo entre lágrimas don Juan Tirado Álvarez, de 90 años.
En la intersección donde ocurrió la balacera los vecinos se manifestaron sorprendidos por lo ocurrido.
“Aquí nunca se han visto estos problemas, en 26 años que tengo este negocio (El Fogón al Aire Libre). Yo estaba durmiendo cuando dispararon”, declaró el comerciante Ramón Figueroa.