Luego de cuatro largos meses desde que inició la selección del jurado y tras 16 días de juicio en su fondo, el juez José Ramírez Lluch, del Tribunal de Bayamón, ordenó esta noche, el secuestro del panel de ciudadanos que determinará si Pablo Casellas Toro es culpable o no culpable del asesinato de su esposa Carmen Paredes Cintrón.

El secuestro del jurado significa que los seis hombres, seis mujeres y tres suplentes permanecerán en un hotel sin acceso a los medios de comunicación hasta que culmine el proceso de deliberación. 

Estas medidas buscan evitar que los jurados reciban influencias indebidas.

"No es un medida rara. Es una medida común en casos acompañados de mucha publicidad o que podrían generarla", precisó el magistrado.

El panel de ciudadanos recibirá mañana las instrucciones finales del magistrado antes de retirarse a deliberar.

El secuestro del jurado se produjo luego de concluidas hoy las apasionadas argumentaciones finales de los fiscales y de los abogados defensores.

La fiscal Janet Parra Mercado, quien representa al Ministerio Público, junto a los fiscales Sergio Rubio Paredes y Phoebe Isales Forsythe, concluyó su turno de refutación con un reclamo de justicia para Paredes Cintrón, quien murió en su residencia en la urbanización Tierralta III, en Guaynabo el 14 de julio de 2012.

"Me toca levantar la voz por aquella que no puede hablar. Hoy les pido justicia para Carmen Paredes", afirmó Parra Mercado, mientras se dirigía al jurado.

"Llega el momento en que uno debe tomar una posición que no sea segura, política, ni popular, pero que es la correcta. Hoy les pido justicia para Carmen Paredes y solo hay una manera de hacerle justicia y es con un veredicto de culpable", agregó.

En su turno, la fiscal Parra Mercado trató de atender los señalamientos realizados por el licenciado Harry Padilla Martínez, quien levantó dudas sobre la motivación del crimen, la calidad de la prueba y la confiabilidad de los testigos.

Durante un turno inicial, la fiscal Isales Forsythe replanteó la teoría de Ministerio Público de que Casellas Toro fingió el "carjacking" frente al Club Metropolitano de Tiro, en Toa Baja, para reportar como hurtada la pistola FN Five Seven, que posteriormente usó para matar a su esposa.

Isales Forsythe recalcó que todas las armas involucradas en el "carjacking" del 17 de junio de 2012 había aparecido en el cuarto de armas del acusado y que las pruebas realizadas a los proyectiles recuperados en el cuerpo de Paredes Cintrón y la terraza donde apareció la mujer provenían de la pistola FN Five Seven de su marido.

También planteó que Casellas Toro intentaba evitar el divorcio para no tener que dividir los bienes del matrimonio.

En su turno, Parra Mercado volvió a insistir en que la relación de Paredes Cintrón y el acusado enfrentaba problemas y que la mujer quería divorciarse de su pareja.

Atacando directamente la teoría de la defensa de que el atacante de Paredes Cintrón se quedó escondido en la casa mientras el empleado municipal que se encontraba en el área del gazebo tomaba unas medidas, Parra Mercado tildó esta hipótesis de fantasía.

"Esa historia fantasiosa, esperando que el ingeniero se fuera... pero sí salió cuando llegó el dueño de la casa, es tratar de vestir, de disfrazar el engaño y la fantasía para que puedan bailar con la verdad", afirmó la fiscal.

Planteó también que la presencia de ADN de la víctima y de otra mujer en el rifle de perdigones que supuestamente cargaba el hombre de tez trigueña que atacó a Paredes Cintrón derrotaba la versión del acusado de que había visto a ese hombre salir de su residencia.

También insistió en que las discrepancias en las horas en que los vecinos del acusado habían escuchados los disparos eran mínimas y respondían a una cuestión de percepción del tiempo.

Parra Mercado reconoció que Luis Guzmán, la única persona que ubica a Casellas Toro con la presunta arma homicida, tenía problemas con el uso de sustancias controladas y rechazó que su testimonio fuera uno de conveniencia ante el acuerdo de inmunidad que recibió del Ministerio Público.

Además, argumentó que era posible para el testigo estar en la Avenida Santa Ana a la hora que declaró ver a un hombre de tez blanca lanzar un objeto que resultó ser la arma homicida.

"Les tengo noticias. Este vil asesinato no lo cometió un negrito, ni lo cometió un dominicano, ni gente de la barriada (Los Filtros). Este vil asesinato lo cometió Pablo José Casellas", apuntó la fiscal.

En su turno el licenciado Padilla Martínez, quien encabeza el equipo de la defensa junto a los abogados Juan Ramón Acevedo Cruz, Arturo Negrón García y Francisco Rebollo Casalduc, atacó con fuerza el testimonio de la patóloga Rosa Rodríguez, la evidencia de balística del caso y que las autoridades plantaron evidencia en el lugar donde Casellas Toro alegó ocurrió el "carjacking"

Entre los 29 señalamientos que levantó, también planteó que la muerte de Paredes Cintrón estaba motivada por el hurto de armas y que el atacante o atacantes pudieron haber obtenido la dirección de Casellas Toro como resultado del "carjacking".

Rechazó que el acusado hubiera dado diversas versiones del "carjacking" y planteó que podían ser el producto de las alteraciones que ocurren cuando una historia pasa de una persona a otra.

"La patóloga hizo aquí lo que no tenía que hacer y no hizo lo que tenía que hacer", afirmó Padilla Martínez.

Resaltó que Rodríguez no estableció la hora de muerte de Paredes Cintrón, ni la cantidad de disparos que recibió. También planteó que la víctima quedó parapléjica tras recibir el primer disparo.

"Esa es la primera vez que un cuadraplégico mueve los brazos", insistió el abogado.

Además, arguyó que resultaba físicamente imposible para Guzmán estar "donde dijo que estaba".

Repasando su testimonio, recordó que el hombre se levantó a eso de las 8:00 a.m. y que salió hacia la estación del tren urbano como a las 8:30 a.m.

Las cámaras de seguridad de la urbanización capturaron a Casellas Toro saliendo de la urbanización a las 9:12 a.m.

Cuestionó las pruebas de balística presentadas por los fiscales porque no se presentaron las fotos donde se comparaban los casquillos con los balas de prueba. Los fiscales tampoco presentaron como evidencia el informe de las armas robadas, según el abogado.

"Dependemos de la fe y esto no es un proceso para depender de la fe", apuntó.

El abogado planteó que los casquillos ocupados cerca de la guagua Acura del acusado en el lugar del “carjacking” pudieron ser plantados porque aparecieron cerca del vehículo y el arma que los disparó los impulsa en otra dirección donde se alejan de su objetivo.

"En caso de duda razonable es mandatorio absolver al acusado. Hoy estamos haciendo historia nosotros... Aquí no estamos resolviendo por los medios de comunicación, aquí estamos resolviendo por la prueba", afirmó al pedir un veredicto de no culpabilidad.

Casellas Toro enfrenta cargos de asesinato, violación a la Ley de Armas, destrucción de evidencia y por ofrecer una declaración falsa de un delito.