Era un sábado soleado. El día perfecto para bautizar a la orilla de la playa a dos feligreses de la Iglesia Roca de Salvación y Refugio, en Carolina, que habían decidido “sepultar a la vieja criatura” y “renacer” a través de la ceremonia religiosa.

Zachat Cepeda Pizarro asistió como maestro bíblico para darle apoyo a sus discípulos, a quienes bendijo durante el evento simbólico donde los “hermanos en Cristo” se sumergieron al mar -en el sector Fortuna de Luquillo-, acto que para ellos representa la purificación.

Tras la ceremonia, Zachat y los pastores América Couvertier y Demetrio Joubert se quedaron en el lugar conversando -junto a otro puñado de personas-, cuando de repente un golpe de agua en la desembocadura del río Mameyes les arruinó el pasadía.

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“El bautismo ya había terminado pero nos quedamos por allí hablando. Zachat y otros cuatro muchachos decidieron caminar por la orilla y pasaban por la desembocadura, donde el agua les llegaba a las rodillas. Pero ahí mismo, y en cuestión de segundos, vino una ola bien grande y los arrastró... fue terrible. Todo el mundo empezó a gritar”, dijo lloroso Joubert.

El pastor explicó que se lanzó al agua a tratar de socorrer a parte del grupo, pero la corriente era muy fuerte y desistió pues su vida estaba en riesgo.

“Vi a Zachat pidiendo auxilio, sacando su mano, pero no podíamos hacer nada. Me sentí inútil. El agua se lo llevaba... hasta que dejé de ver su mano”, agregó el pastor que tras el suceso no ha podido dormir.

Una de las sobrevivientes de la tragedia, Lilliana Couvertier, apenas puede relatar lo sucedido.

En su mente solo está aquella “ola gigante” que la lanzó a la profundidad del mar.

“Llegaba una ola tras otra. Ya no tenía fuerzas porque se me adormeció un pie”, dijo la joven de 19 años que fue rescatada por un hombre que merodeaba el área con un jet ski.

“Si no llega a ser por él, me ahogo”, destacó al tiempo que agradeció el gesto del buen samaritano.

Por su parte, la pastora de la congregación protestante destacó que es la primera vez que se ven expuestos al peligro durante el rito religioso, a pesar de que llevan “años” yendo al mismo lugar a bautizar a sus feligreses.

“Nunca había sucedido algo así... además, el día estaba precioso”, aseveró quien descartará celebrar la ceremonia nuevamente en la playa.

“Estamos buscando otras opciones”, dijo.

Explicó que en su iglesia las personas bautizadas pasan por un periodo de educación y preparación durante seis meses. Es requerido ser mayor de 12 años.

“Después de ese tiempo, cuando están capacitados los llevamos a bautizar”, manifestó al aludir al libro de Mateo en las Santas Escrituras donde se relata el bautismo de Jesús, en el río Jordán.

En el caso de Zachat, dijo que éste fue bautizado hace muchos años pues, a pesar de que tenía 25 años, era un fiel servidor de Dios y “tenía una capacidad inmensa para llevar la palabra”.

“Su capacidad y conocimiento de Dios eran tan amplio que era maestro de la clase bíblica de adultos. Además, era el baterista de la iglesia”, agregó la pastora al describir al joven, que laboraba en un supermercado en Carolina, como una persona alegre.

Por su parte, la madre y otros parientes de Zachat, que solicitaron no ser identificados, pidieron espacio para canalizar la pérdida del joven cuyo velatorio se llevará a cabo en la funeraria Carolina Memorial.