El policía sospechoso del triple asesinato que se registró ayer, lunes, en la Comandancia de Ponce tiene en su historial laboral tres querellas administrativas y estuvo desarmado por 10 años.

Dos de las querellas contra Guarinoex Candelario Rivera, de 50 años, habían sido resueltas y una estaba en proceso de ser adjudicada, confirmó el superintendente asociado de la Policía, Juan B. Rodríguez Dávila, quien también informó que al oficial se le autorizó nuevamente un arma de reglamento en enero pasado.

Candelario Rivera labora como agente estatal hace 19 años y la querella más reciente en la que se puso en entredicho su desempeño en la Policía surgió en 2013. Sin embargo, por tratarse de un asunto confidencial, Rodríguez Dávila no ofreció detalles sobre las razones para que el imputado fuese desarmado

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Según la pesquisa sobre el trágico evento ocurrido este lunes poco después de las 9:00 a.m., Candelario Rivera, quien se encontraba franco de servicio, le disparó a la teniente Luz M. Soto Segarra, la persona a cargo de la administración de la Comandancia de Ponce.

También le disparó al comandante Frank Román Rodríguez, quien fungía como segundo en mando en el área policiaca ponceña y la agente Rosario Hernández Hoyos, asignada al Centro de Mando de la Policía. El ataque surgió durante un altercado de índole laboral. Los tres oficiales murieron en el acto.

La querella presentada en 2013 contra Candelario Rivera se relaciona con un caso de insubordinación sometido por la teniente Soto Segarra. El asunto estaba en espera de que la División Legal le citara a una vista administrativa para impugnar una suspensión de empleo por 15 días, explicó Rodríguez Dávila.

El superintendente asociado dijo a este medio que en 2005 el agente Candelario Rivera se ausentó para recibir tratamientos médicos por una enfermedad y en el año 2010, mientras se encontraba reportado al Fondo del Seguro del Estado (FSE), fue atendido por una condición emocional.

Rodríguez Dávila certificó que en junio del 2014 la División de Psicología de la Policía le dio el visto bueno al agente para que fuera rearmado, pero debido a los años que transcurrieron sin manejar armas fue enviado a la Academia de la Policía para readiestrarlo.

“Tardó hasta enero del 2015, cuando ya ha obtenido todos los adiestramientos, lo enviamos nuevamente a certificarlo porque ya habían transcurrido seis meses y necesitábamos conocer si las condiciones prevalecían como en junio 2014, cuando estaba apto para ser rearmado”, sostuvo el Superintendente Asociado.

En enero del 2015 se emitió la certificación y fue armado. A su vez, el agente obtuvo su licencia de portar armas y obtuvo un Magnum .357, como segunda arma. Ambas, su arma de reglamento y la que adquirió, fueron ocupadas en la escena del triple asesinato.

Los resultados de las pruebas de balísticas del Instituto de Ciencias Forenses (ICF) serán necesarios para determinar si utilizó las dos armas de fuego para cometer los crímenes de los que es sospechoso.

El fiscal general, José B. Capó, hizo gestiones con la directora del ICF, Eda Rodríguez, para que se agilice el análisis de la evidencia para fijar una fecha para proceder con la radicación de los cargos correspondientes contra Candelario Rivera.

El agente se encuentra hospitalizado en el Centro Médico de Río Piedras en condición estable. Agentes adscritos a la División de Arrestos Especiales y Extradiciones tienen a cargo su custodia. Candelario Rivera fue herido por otro policía, después que atacó a las dos agentes y al comandante Román Rodríguez.

“Está estable. Ha firmado documentos médicos, según el teniente Luis Díaz supervisor del personal que esta su custodia en el área”, precisó Rodríguez Dávila.

Uniformados desarmados

Por otro lado, Rodríguez Dávila informó que al presente hay 897 policías desarmados de un total de 14,500 laborando en la agencia estatal.

De esta cifra, 135 policías fueron desarmados por enfermedades emocionales, 189 por enfermedad natural y 104 por licencias militares o acogidos a licencias sin sueldo, según el superintendente asociado.

Al presente, en la Policía hay un médico y 15 psicólogos que atienden a los agentes cuyo trabajo diario los expone a situaciones de tensión. De ese personal médico, dos son empleados de carrera y los restantes tienen un contrato de 100 horas con la agencia.

En el área de San Juan están asignados cuatro sicólogos y en el resto de las áreas policiacas hay un recurso disponible.

En los casos del Aibonito y los pueblos más cercanos a Ponce, los agentes reciben servicios en esa área, pero los que están ubicados más cerca del área policíaca de Bayamón, son atendidos en esa comandancia metropolitana.

En Fajardo, los agentes asignados a los pueblos de Río Grande y Luquillo se atienden en el área de Carolina y los de Ceiba y Naguabo tienen que asistir al área de Humacao, dijo Rodríguez Dávila.

Este año la División de Psicología de la Policía ha atendido 782 referidos de policías por diferentes causas.