Ante la "evidencia clara y convincente" y "apabullante" presentada por la fiscalía federal en el caso contra el contador público autorizado (CPA) Lutgardo Acevedo López, acusado por sobornar a un juez estatal para salir favorecido en un caso de homicidio negligente, la jueza presidenta del Tribunal Federal en Puerto Rico, Aida M. Delgado Colón, denegó su solicitud de sostener una segunda vista de fianza.

"Tengo que estar de acuerdo con el magistrado (William) Matthewman, definitivamente el peso de la evidencia justifica la orden de detención", manifestó Delgado Colón, refiriéndose a la vista de fianza que se llevó ante Matthewman en Florida, el 6 de junio pasado, luego de que Acevedo López fuese arrestado en dicho estado, el 2 de junio.

La jueza detalló el historial profesional del contador público autorizado, pero indicó que tenía más de $100 mil de deuda en tarjetas de crédito y acumuló más de $100 mil en multas por violaciones a la Ley de Tránsito. De hecho, en el 2004, se declaró culpable por guiar en estado de embriaguez, debido a que arrojó .215% de alcohol en la sangre, cuando tenía 29 años. Ahora tiene 39 años, pero le dijo al oficial de la Oficina de Servicios con Antelación al Juicio (OSAJ) que era alcohólico desde hace cinco años.

El acusado entró y salió de sala esposado de pies y manos, saludando a miembros de su familia, que le decían "te amo". Sus familiares salieron tristes cuando se le negó realizar una vista de fianza, como solicitó su abogada. De esta forma, el CPA permanecerá detenido en el Centro de Detención Metropolitano (MDC, por sus siglas en inglés), en Guaynabo.

Durante la extensa vista, que duró más de cinco horas, la jueza le dio la razón a la subjefa de fiscalía federal, María Domínguez, y los fiscales José Capó y Timothy Henwood, quienes como parte de la prueba, presentaron grabaciones y mensajes de textos de amenazas que hizo el acusado contra potenciales testigos y hasta familiares. La evidencia contra Acevedo también incluyó arrestos, incidentes violentos -incluyendo de violencia doméstica contra su esposa-, su problema de alcoholismo y adicción a cocaína y a Percocet, entre otros.

La abogada Esther Castro Schmidt solicitó la vista de reconsideración de vista de fianza para que se le permitiera a su representado permanecer bajo arresto domiciliario las 24 horas, y presentó a tres testigos que dijeron que Acevedo López es una persona "humilde", "trabajador" y que no es violento. Declararon su tío Luis López Rivera, una empleada identificada como Sylvia Meléndez Rivera, y un abogado amigo del acusado y de su hermano -del mismo nombre-, David Villanueva Matías. Todos dijeron que el acusado no representaba un peligro a la comunidad y que no era una persona violenta.

Mas a preguntas de los fiscales, negaron saber cuántas veces Acevedo López había sido arrestado, sobre su adicción a medicamentos recetados o su problema de alcoholismo.

Al momento de ofrecer su prueba, Domínguez recordó que el 30 de junio de 2013, Acevedo López provocó la muerte del guardia de seguridad Félix Babilonia en un accidente en el que conducía ebrio, y por el cual fue absuelto por el suspendido juez y coacusado Manuel Hernández Acevedo mediante sobornos. Domínguez arqumentó que Acevedo le habría pagado al juez $80 mil en efectivo y regalos, además de haberle prometido usar sus influencias para que fuese nominado al Tribunal de Apelaciones.

"Estos sobornos no fueron aislados. Fueron metódicamente planificados y ejecutados. Es una persona sin conciencia que piensa que está por encima de la ley y no respeta la ley", indicó Domínguez.

Detalló que hubo varios incidentes anteriormente, como el 23 de agosto de 2010 cuando amenazó a punta de pistola al dueño del restaurante Mesa Criolla en Moca, Orlando Soto Ventura, y luego envió a dos individuos del barrio Aceituna a darle una paliza. Ambos fueron convictos, pero condenados a sentencias lenientes por el propio Hernández Acevedo.

La fiscal indicó que hay grabaciones en las que aparece el coacusado Hernández Acevedo dándole instrucciones sobre cómo obstruir la justicia al minar credibilidad a agentes de la Policía, y que le dijeran a la abogada de Acevedo López en el caso de homicidio negligente, Mayra López Mulero.

Luego presentó una grabación en la que aparecen hablando el juez suspendido y el intermediario entre él y Acevedo López, Ángel "Lito" Román Badillo, en la que Acevedo Hernández le dice "él está confiando en ti, si tú le llegas a fallar a ese hombre, ese hombre te manda a matar a ti", a lo que Román Badillo le contestó: "Igual a ti".

De hecho, Domínguez presentó una carta del sargento Joel Pérez Crespo, quien por investigar el suceso en Mesa Criolla, recibió amenazas de parte de Acevedo López, quien usó sus influencias en la Policía de Aguadilla para imponerle sanciones y de supervisor, pasó a rendir servicios en Rincón. En la carta que envió el sargento al director del FBI en Puerto Rico, Carlos Cases, establece que tiene "legítima preocupación" y reparos a que se le concediera libertad bajo fianza porque "considero a Lutgardo Acevedo un peligro para mí y mi familia".

Acevedo López también se vio involucrado en un incidente con un primo identificado como Rafael "Rafi" Lorenzo, a quien amenazó en 2013. Poco después, Lorenzo se fue a Estados Unidos bajo la protección del Negociado Federal de Investigaciones (FBI) y no ha regresado. Se presentaron mensajes de texto en los que el hoy acusado lo amenaza con no ver más a su hijo, y que el agente Charlie Medina trató de convencer a Lorenzo para que no presentara la querella en contra de su primo. Al hacerlo, se le sacó copia y fue distribuida en un residencial público, alegando que se pagaría $5 mil por los dientes de abajo y $5 mil por los dientes de arriba de Lorenzo.

La abogada dijo que su representado fue en abril voluntariamente a un programa de rehabilitación para atender su problema de alcoholismo y adicción, por lo que estaba en camino a rehabilitarse.

Sin embargo, la fiscal Domínguez recordó que Acevedo López fue entrevistado por agentes del FBI en abril y le indicaron que era sujeto de investigación. Al día siguiente, compró más de 300 municiones y poco después fue que se fue al centro de rehabilitación.