El representante del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), Denis Márquez Lebrón, denunció hoy mediante comunicado de prensa el estado de abandono y deterioro del Fortín Polvorín de Miraflores localizado en Isla Grande, detrás del Centro de Convenciones.

“Desde mi oficina legislativa realizamos una vista ocular en las inmediaciones del Polvorín de Miraflores y pudimos constatar a simple vista el estado de deterioro avanzado en que se encuentra esta joya de la ingeniería militar del siglo XVIII. Resulta inconcebible que este importante monumento de nuestro patrimonio histórico y cultural haya sido abandonado y dejado a su suerte por las diversas administraciones de gobierno”, expresó Márquez Lebrón en conferencia de prensa desde el Capitolio.

Márquez Lebrón informó que inmediatamente luego de la inspección ocular, desde su oficina legislativa comenzaron a investigar todo lo relacionado a la histórica estructura, sin poder determinar a qué entidad del Gobierno pertenece la titularidad del monumento construido entre el 1770 y 1776 bajo el régimen español en Puerto Rico.

El representante pipiolo explicó, además, que el complejo de estructuras jugó un papel militar importante en el 1797, año de la invasión inglesa en San Juan. Posteriormente, bajo al actual régimen norteamericano, se utilizó como estación de cuarentena y capilla.

“Ante esta situación de abandono y el potencial riesgo que hoy corre el Polvorín de Miraflores he radicado el proyecto 1822 para que se declare Monumento y Lugar de Valor Histórico y la resolución 1123 para realizar una investigación sobre su estado actual todo ello con la intención de que se rescate el área, se proteja y se preserve”, informó el portavoz del PIP en la Cámara.

El líder independentista finalizó la conferencia de prensa con un emplazamiento al Gobierno, la Legislatura y la Comisión Especial para Conmemorar los Quinientos Años de Existencia de San Juan -presidida por el Secretario de Estado- a que actúen para rescatar, restaurar y preservar al Polvorín de Miraflores.

“Estamos frente a otro crimen cultural como los que hemos tenido que atender desde nuestra oficina en la Cámara”, apuntó el legislador.