La madre del joven asesinado el año pasado en el hospital HIMA de Caguas ofreció –en llanto– un desgarrador testimonio de lo que ocurrió en la habitación 534 la noche que ultimaron a tiros a su hijo, quien se encontraba recluido.

Milda Iris Díaz Díaz, de 53 años, fue la primera testigo de la Fiscalía en la vista preliminar en alzada contra Steven Sánchez Mártir, acusado del asesinato de Pedro Marrero Díaz y violaciones a la Ley de Armas.

A pesar de que la audiencia estaba pautada para las 9:00 de la mañana, el juez Francisco Oquendo Solís, Centro Judicial de Caguas, ordenó recesar hasta las 2:00 p.m. tras una petición de la defensa, representada por la abogada Jane Hoffman, de que debían ser juramentados todos los testigos del ministerio público antes del inicio del procedimiento.

La madre, quien se encontraba en la habitación cuando su hijo fue asesinado, narró entre sollozos los hechos. A pesar de que la vista fue transmitida por Internet, la imagen de Díaz Díaz no fue divulgada por petición de la Fiscalía.

“Desde mi butaca, estoy pensando que entra una enfermera y cuando me asomó no entró una enfermera, entró un caballero… El caballero llega y se coloca detrás de la cortina y la pared, se queda mirando a donde estoy yo. Se queda mirando raro. Se veía como un deambulante, desaliñado, extraño. Se quedó mirando fijamente y dijo ‘¿es la habitación de doña Carmen?’. No, le digo. Entonces, como él se quedó ahí raro, yo caminé hacia él. Yo veo que él tiene algo en la mano derecha. Era como el tamaño de una servilleta, un poco más. Cuando yo estoy ahí mirando, él comienza a guardar eso debajo de su brazo izquierdo. Se vira y comienza a caminar al pasillo. Ahí yo estoy a los pies de la cama, camino a acercarme a mi hijo. Cuando estoy ahí siento que la cortina se mueve y cuando miro él estaba ahí nuevamente. No recuerdo [cuánto tiempo estuvo en la habitación]. Luego, él sale, yo miro a mi hijo y nos quedamos mirando”, indicó a preguntas de la fiscal Maribel Mojica.

Luego, procedió a describir al hombre que entró a la habitación.

“Tenía el cabello marrón oscuro y abundante. Tenía su piel ni trigueña ni blanca, lo que llamamos ‘jabao’. Tenía cejas abundantes. Tenía barba de varios días sin afeitar. Se veía como si no se hubiera aseado. Tenía labios finos. [En la vestimenta] Tenía un color claro en la parte de arriba, de manga larga, y oscuro en la parte de abajo”, sostuvo.

Posteriormente, identificó en la sala del tribunal a Sánchez Mártir como la persona que entró a la habitación de la institución hospitalaria donde estaba recluido su hijo.

La madre continuó su relato.

“Luego [mi hijo] prendió su tablet… cerró los ojos y se durmió. Yo le pregunté ‘¿Pedro, te sientes mejor?’ y no me contestó. Así que pensé que se había dormido. Yo tenía una sábana y me acosté en la butaca y mientras lo observaba me dormí. De momento, escuché una explosión fuerte, un ruido fuerte y abro los ojos para preguntarle a mi hijo qué sería eso, pero cuando miro tenía sangre en el rostro. Le salía sangre por la barbilla y grité: ‘Auxilio. Socorro. Mi hijo se me muere, mi hijo se me desangra’, gritaba, me quedé ahí para que la sangre no saliera”, contó.

En eso, llegó una enfermera. Ella realizó unas llamadas y llegaron más enfermeras y enfermeros, quienes procedieron a sacar a Díaz Díaz de la habitación para intervenir con Marrero Díaz.

“Cuando voy caminando que paso por los pies de la cama de mi hijo, en el suelo habían casquillos, ahí me di cuenta que lo habían baleado. [Antes] cuando lo miré habían vidrios y pensaba que la luz había explotado y eso lo había cortado. Cuando voy caminando, a los pies de la cama, veo cuatro o seis casquillos y en la puerta del baño habían tres”, detalló.

“Corrí por los pasillos y al ascensor a ver si veía a alguien”, recordó con la voz entrecortada.

Recordemos que, en este caso, la jueza Ana Paulina Cruz Vélez determinó causa para juicio contra Sánchez Mártir en vista preliminar, pero, posteriormente, la abogada del acusado presentó una moción de desestimación por alegada violación a las reglas de procedimiento criminal y el juez José Ramírez Legrand encontró que había "ausencia total de prueba" y desestimó la acusación.

Menciona a Patricia Corcino

Al comienzo de su declaración, la madre mencionó a la modela Patricia Corcino como la “amiga” que cuidó de su hijo mientras ella se encontraba de viaje en Grecia.

“El 2 de agosto de 2018 mi hijo murió en la habitación 534 del Hospital HIMA. Fue baleado en el hospital. [Estaba] en la habitación con él”, relató compungida en la sala 201.

Díaz Díaz se encontraba en un viaje cuando su hijo fue recluido en el hospital porque había comido algo que “le había caído mal”, dijo.

“[Cuando llegué al hospital] Se encontraba con su amiga Patricia Corcino… Se veía mal”, contó de ese 31 de julio.

“Le dije que le agradecía porque estuvo cuando yo no pude estar con él y que yo me iba a quedar de ahora en adelante”, recordó.

La contrainterrogan

En su turno de contrainterrogatorio, Hoffman intentó determinar el marco de tiempo en que sucedieron todos los hechos, pero la mujer no pudo contestar.

“Yo no tenía tiempo. Yo estaba encerrada ahí con mi hijo, solo sabía de tiempo cuando llegaban las comidas”, dijo la madre.

Hoffman prosiguió con que la persona descrita que entró a la habitación, en primera instancia, pero que luego se dio la vuelta, salió, que su hijo estuvo un rato en la tableta, que “al rato” él se durmió y que, posteriormente, hasta ella se quedó dormida.

La abogada de defensa cuestionó que la primera vez que usted identificó a Sánchez Martir en la vista preliminar. “¿Había visto fotografías de él?”, preguntó. A lo que la madre contesto: “No”.

Posteriormente, Hoffman dejó entrever que la madre identificó al acusado por fotografías que vio en los medios de comunicación.

La Fiscalía volvió a la palestra para preguntarle a la madre por qué se encontraba fuera de tiempo y espacio a lo que ella indicó que por el viaje a Grecia y las diferencias de horario.

“Y cuando llegó acá a Puerto Rico usted también estaba desubicada”, le refutó la abogada de defensa.

“No tenía tiempo y espacio”, se limitó a decir la madre.

Testigo dice vio a Sánchez huir del HIMA

Como segundo testigo de la Fiscalía, declaró Geraldo Burgos Rosado, 63 años y retirado de la Marina de Estados Unidos, quien sostuvo que vio a Sánchez Martir huir del HIMA tras los disparos.

El hombre, cuyo rostro tampoco fue develado por petición de la Fiscalía, llevaba unos dos meses y medio en la institución hospitalaria porque su padre estaba hospitalizado.

“Oigo unas detonaciones que sonaban más a un ‘chipping hammer’, sonaba así, como corrido. Estaba al lado de la cama del viejo mío. Ahí me sorprendí y luego oí un grito de mujer y cuando abro la puerta veo gente corriendo. En ese momento, yo miro a la izquierda, abro la doble puerta y miro hacia el pasillo por un instinto mío, por la experiencia que he tenido, porque una persona que está huyendo coge hacia ese lado. Y observo a un individuo retirándose del área”, narró.

Burgos Rosado describió al hombre de unos cinco pies con seis pulgadas, de tez trigueña y vestía un abrigo gris.

“En eso, ese individuo miró hacia atrás por el lado derecho. Ahí, cuando lo veo, la persona se va más rápido y se va para los elevadores. Yo me voy detrás por instinto. Le digo a los del ‘counter’ que llamen a seguridad para que cierren el hospital. Y me voy por las escaleras porque por ahí la persona se fue. Llego abajo, encuentro el jacket que él tenía puesto, era el mismo color y no había hora de visita”, continuó su declaración.

Seguido, indicó que no se encontró con más personas en las escaleras ni en los pasillos mientras seguía al individuo.

“Posteriormente, fui a la comandancia de Caguas a ver si podía identificar a la persona. El domingo no pude identificar a nadie. El lunes pude identificar dos fotos. El martes me citaron para ver un ‘line up’. Reconocí al número dos”, dijo.

En sala, identificó a Sánchez Martir como el hombre que huía en el hospital HIMA tras escucharse unas detonaciones en un cuarto cercano.

En el contrainterrogatorio, Hoffman cuestionó que si en los “uno o dos segundos” que se tardó en salir ya había conmoción en el pasillo, a lo que el testigo contestó que “habían personas corriendo a la 534”.

- “¿Usted vio salir a alguien de esa habitación?”

- No.

- Usted no sabía si había una persona, si alguna, que estaba formando el revolú allí, ¿verdad?

- No.

- En su declaración jurada, usted no dice que la persona se estaba alejando del área, ¿verdad que no?

- No.

- Esa persona, según su declaración, usted la ve caminando. Usted no le ve armas en la mano.

- No.

- Usted no lo ve corriendo. Usted dice que fue el instinto suyo.

- Sí.

- ¿Usted sin saber qué había pasado y se dirigió a un counter de las enfermeras y pidió que llamara a seguridad?

- Correcto.

- Pero en la declaración jurada usted dice que vio a un hombre llegando al ‘counter’ del 5 A, no al 5 C como le dijo al señor juez.

- Quinto A.

- El que estaba corriendo, en su declaración jurada, era usted. Y dice no dice que tenía el pelo hasta el hombro.

- No.

- En ningún momento usted habla aquí [en la declaración jurada] de tatuajes y el imputado tiene todo el cuello lleno de tatuajes. Aquí no habla de tatuajes, ¿verdad que no?

- No.

- Y la verdad es que esa persona bajó las escaleras y después fue que usted se fue detrás de él. ¿Corriendo o caminando?

- Semicorriendo y semicaminando.

- Nada de eso lo dice en la declaración jurado. En su declaración jurada ni siquiera dice que usted bajó las escaleras.

- Lo seguí.

- Mire a ver dónde dice lo seguí, ¿verdad que no lo dice?

- No lo dice.

- Pero usted le dijo al honorable juez que además que esa persona tenía el pelo en los hombros, además usted le dice que había virado la cabeza a la derecha hacia usted, ¿esto no lo dice aquí?

- No.

- Usted declaró en una vista preliminar y allí usted no dijo que él se viró hacia usted, que le dio la cara.

- Dije que le vi el perfil.

- Así que a esa persona usted nunca la vio de frente.

- No.

A preguntas de seguimiento de la Fiscalía, el testigo sostiene que no pudo ver los tatuajes porque llevaba un abrigo que le tapaba. Sobre el cabello, dijo que no era largo hasta el cuello, sino “que le tocaba el cuello”.

Tras negarle un turno de contrainterrogatorio a la defensa, el juez recesó las labores hasta mañana a las 9:00 a.m.