Un disparo fulminante en la cabeza de un secuestrador culminó ayer en la madrugada con el secuestro de un reconocido comerciante de Carolina en la urbanización Dorado del Mar, en Dorado.

Según las autoridades federales, el sujeto blandía una pistola con un peine extendido a un grupo de agentes federales que se habían posicionado en la parte trasera de una casa de la prestigiosa urbanización, donde se escondió al rehén, cuando recibió el tiro mortal.

La Unidad de Rescate de Rehenes, que arribó a Puerto Rico el pasado miércoles de la base del FBI en Quantico, Virginia, ejecutó el operativo.

Detalles preliminares de la investigación apuntan a que hubo un intercambio de disparos entre los agentes y el secuestrador, pero las pruebas de balística que realizará un equipo del FBI determinarán de dónde salió el tiro fatal.

Un segundo secuestrador, Eduardo Herrero Serrano, logró ser detenido por las autoridades. En la acusación federal en su contra se identifica al rehén como Guillermo Labrada, el presidente de Labrada Distributors, Inc., un puertorriqueño de ascendencia cubana. La empresa distribuye distintos productos para la confección de pizzas y sus camiones se reconocen por una foto de sus fundadores, padres del rehén liberado.

Primera Hora llamó a la compañía, pero una mujer que sólo se identificó como Carmen se limitó a decir: “No podemos dar información”.

Los secuestradores le solicitaron a la familia del rehén un millón de dólares para su libertad y estuvieron negociando con agentes federales durante los pasados días.

El Operativo

Como si se tratara de una ciudad sitiada, decenas de agentes del FBI y de la Policía entraron a la comunidad, a eso de las 4:00 de la madrugada de ayer, luego que advinieran en conocimiento de la ubicación exacta de la residencia.

Vecinos escucharon lo que aparentó ser dos explosiones, seguidas por una detonación de un arma de fuego. Un lado lateral de la residencia presentaba cuatro impactos de bala.

Algunos medios de comunicación se enteraron del operativo a través de escáneres conectados a la frecuencia policiaca. Un cordón policial se estableció en lados extremos de la calle de la casa y otro perímetro se ubicó en la parte trasera de la estructura, donde aparentemente se suscitó el tiroteo entre el FBI y el secuestrador.

A la escena arribó el director del FBI, Luis Fraticelli, para ofrecer algunos pormenores esquemáticos sobre el operativo. “El equipo de trabajo desarrolló información que en la casa a nuestras espaldas estaba la víctima”, dijo Fraticelli parado frente a la residencia donde ocurrieron los hechos, que ubica en la misma urbanización donde fue asesinado el pequeño Lorenzo González Cacho.

“La víctima estaba aquí (en la casa) y fue rescatada en buen estado físico. Uno de los secuestradores estaba en la casa, hubo disparos y la persona falleció”, dijo Fraticelli.

Aunque las autoridades estatales intentaron reclamar la jurisdicción de la muerte del secuestrador, la competencia no estaba del todo clara.

La fiscal estatal Wanda Vázquez aseguró que la investigación de la muerte les competía a las autoridades estatales, pero también trascendió que los federales están realizando su propia pesquisa sobre el caso para determinar si el agente que realizó el disparo mortal actuó acorde con los protocolos federales.

El arresto

En medio del operativo, las autoridades emprendieron una persecución contra otro sujeto en un Mercedes Benz negro que fue identificado como un segundo secuestrador y aparente cerebro del crimen. El sujeto fue detenido en Guaynabo temprano en la mañana de ayer y fue interrogado por varias horas por agentes del FBI antes de comparecer ante el magistrado federal Bruce McGiverin. Fuentes de Primera Hora aseguraron que Herrero Serrano también es un puertorriqueño de ascendencia cubana que costeaba todos los gastos relacionados con la residencia. Ante el foro federal éste enfrenta un cargo de secuestro cuya pena máxima es cadena perpetua.

Como parte de su investigación balística, el FBI incautó los rifles de dos agentes y la pistola del secuestrador, que había tenido en su posesión una licencia de conducir de Estados Unidos con el nombre de José Ortiz. Las autoridades verifican si éste era su verdadero nombre, ya que el carné podría tratarse de una falsificación.