“¡Ya llegaste!”

Con los brazos abiertos, el confinado, cuya identidad no reveló, se fundió en un abrazo con su hija. Entre risas y emoción, la niña inmediatamente le mostró sus largas trenzas castañas, que tenían tiras rosadas entrelazadas. De ahí en adelante, mantenía su cabeza recostada en el pecho de su progenitor. No había quien la despegara.

Y es que esta mañana, la Oficina de Servicios Religiosos y Voluntariado del Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR) y el Ministerio de Capellanía de la Iglesia Senderos de la Cruz, en Hato Rey, celebró la actividad anual “Back to School”, donde los familiares de 33 confinados- de custodia mínima y mediana seguridad- se encontraron y, a los pequeños, se les otorgó materiales escolares.

“Esto es una actividad que estamos haciendo todos los años. Ya llevamos 13 años consecutivos haciendo la actividad. Es una actividad que buscamos un espacio para que cada confinado pueda mandarle un mensaje a su hijo…a que vaya a estudiar”, explicó el pastor de capellanía de la iglesia, Tulio Bastardo, a Primera Hora.

“Hoy tenemos aquí hijos, sobrinos, nietos de confinados representantes de todas las instituciones correccionales de adultos a nivel de Puerto Rico”, afirmó la secretaria del DCR, Ana Escobar. “Estamos aquí sumamente contentos, alegres, felices de ver estos niños interactuando y compartiendo con sus padres, con sus abuelos, entre ellos, entre toda la familia”, continuó.

La actividad anual "Back to School" reunió a 33 reclusos con sus seres queridos en la Iglesia Senderos de la Cruz.

La actividad, que se efectuó en la iglesia, comenzó con un servicio religioso, donde los confinados y sus familiares se congregaron para entonar himnos religiosos y escuchar el testimonio del capellán Tomás Sepúlveda, quien es exconfinado, y una reflexión de Bastardo, enfatizado en el futuro próspero que tendrían si ponen su fe en Dios.

Acto seguido y tras almorzar pizza y sándwiches, los confinados les otorgaron los bultos repletos de materiales escolares a sus hijos.

“Es darle un mensaje por este tiempito. Que los niños puedan ver a sus padres o a sus madres fuera del entorno de una institución penal, pues toma este tiempo para disfrutar y que el padre le diga ‘mira, quizás yo no estoy presente en el hogar, pero sí estoy presente para (decirte) estudia, prepárate, para que te superes para el día de mañana”, detalló al reiterar que todos los materiales son donados por los feligreses.

Son momentos como estos que le han regalado alivio y apoyo a confinados como Kobasky Malavé Cruz, padre de cuatro hijos y quien hoy recibió la visita de su hermana.

“Cometí varios errores, (pero) ya estoy cumpliendo libertad bajo palabra. En la Institución yo he tenido varias oportunidades en cuestión con los estudios y (en las relaciones) con mi familia”, aseguró el sanjuanero al agradecerle al DCR de brindar estas oportunidades y quien está estudiando estilismo con el propósito de “rehacer su vida”.

No todo fue sonrisas, sin embargo. Algunos confinados, solos y con los ojos húmedos, se quedaron esperando a sus seres queridos.

Este fue el caso de Tamarah Cornier Colón, de 43 años, quien admitió que las transgresiones que la llevaron a la cárcel laceraron las relaciones con su familia y con sus tres hijos (una hija de 21, un hijo de 16 y otra hija de 11), algo que ansiosamente busca reponer.

“Yo creo en la rehabilitación, pero la rehabilitación primordial es buscar de Dios, porque si no buscas de Dios nunca vas a cambiar. Cambia el que quiere, el que se propone cambiar. Pero, cuando salga, espero recobrar mi familia, recobrar la confianza. Yo creo que eso es lo más importante que uno busca, porque cuando uno está ahí, (en) la soledad, uno entiende las cosas que verdaderamente tienen valor. A nosotras, …a veces nos visitan, a veces no. Como a mí, que no me visitan. Pero, eso me hizo aprender que lo que hice le dolió a la familia. Pero nada, nosotras somos fuertes y tenemos mucho apoyo allí, como esta actividad”, indicó la ponceña, quien se propone “hacer las cosas bien” y visualiza abrir su propio salón de belleza una vez cumpla su sentencia.

En el caso de Francheska Morales Rodríguez- ponceña de 30 años-, fue ella quien pidió que sus seis hijos no llegaran hasta San Juan, pues consideró que el viaje desde el sur era demasiado tedioso para ellos.

“Por lo menos, en la rehabilitación se basa mucho en buscar de Dios. (Ser madre confinada es) muy fuerte”, aseguró la madre de tres hijos (de 13, 7 y 8 años) y tres hijas (de 11, 10 y 4 años, a quien dio a luz en la cárcel) y quien llegó a la cárcel tras defenderse de su expareja.

Próximamente, se hará una actividad similar para confinados de custodia máxima.

“La población correccional requiere también de mucho apoyo correccional y una de las cosas que hacemos también es tener un grupo de capellanía y voluntarios que dan servicio a toda la población correccional de todas las religiones y todas las denominaciones y esta es una parte de la capellanía protestante los que tienen aquí para ofrecer este servicio. Así que, nosotros, pues, lo recibimos con mucho agrado, porque la población necesita esto. La población necesita esa guía espiritual que tanto están buscando y que en un momento dado no encontraron y que en cualquiera de las religiones que ellos practiquen o participen tiene esa oportunidad de tener ese apoyo emocional y espiritual a través del programa de Capellanía Interdenominacional de la agencia”, indicó Escobar.