La jueza Dinora Rosario, del Tribunal de Manatí, determinó causa para arresto contra Israel Otero Martínez, de 65 años residente de Morovis, imputado de asesinar el martes a un septuagenario por rencillas familiares, señalándole una fianza de $700,000, la cual no prestó.

Otero Martínez, quien es el padre de la nuera de Héctor González Arroyo, de 73 años, a quien asesinó de varios impactos de bala en el barrio Pasto, de Morovis, fue ingresado en la Cárcel Guerrero de Aguadilla hasta el día de la vista preliminar señalada para el 2 de mayo.

El día de los hechos, González Arroyo viajaba en un auto junto a un hijo cuando Otero Martínez salió de entre unas guaguas escolares estacionadas y abrió fuego hiriéndolo de muerte en el costado derecho.

Según el relato de la capitana Mayda Ortiz, jefa del Cuerpo de Investigaciones Criminales de Arecibo, la historia de rencillas entre estas familias inició en la década del 90. La información sobre el pasado de discordia de ambas familias fue brindada por familiares del occiso.

Ortiz dijo que todo comenzó con un incidente en el que González Arroyo mató a tiros a un hermano de Otero Martínez. La bala que le cegó la vida a la víctima lo traspasó y alcanzó a un hermano de González Arroyo, quien también murió.

 Por este doble asesinato, González Arroyo cumplió una sentencia bajo probatoria.

 Luego, para el 16 de diciembre de 2000, parte de las familias en disputa coincidieron en el negocio La Gran Parada, en Morovis, donde el encuentro generó un tiroteo en el que González Arroyo asesinó a William Otero Santiago, de 27 años, hijo de Israel.

Un hermano de William, Juan Carlos Otero Santiago, intentó vengar la muerte de su hermano y le hizo varios disparos a Eugenio González Fontán, quien sobrevivió el atentado y es hijo de Héctor. Ese mismo día, un sobrino de Israel mató a otro hijo de González Arroyo: Héctor González Fontán.

Por la muerte de William Otero Santiago, González Arroyo cumplió al menos 10 años de cárcel, según el recuerdo de Ortiz, y salió recientemente a la libre comunidad.

El caso fue radicado por la agente Rita Rosado, adscrita a la División de Homicidios del área de Arecibo.