Víctor Rivera Torres, exasesor de Héctor Martínez, recuerda muchas cosas, como, por ejemplo, los dos días en que Juan Bravo, presidente de la empresa de seguridad privada Ranger American, llegó a la oficina del entonces senador con borradores de proyectos de ley.

También recuerda las reuniones en la oficina de Martínez con el empresario Bravo, y el día que el FBI fue a buscarlo porque estaban investigando al exsenador. Del mismo modo, recuerda el día que Martínez fue a su casa y cómo le pudo advertir que si no contestaba sus llamadas era porque su teléfono estaba intervenido por los federales.

Esos recuerdos fueron parte del testimonio que vertió hoy el abogado y entonces asesor legislativo de Martínez, en el segundo día de desfile de prueba en el caso que se sigue contra el exlegislador y el empresario, ambos acusados de soborno.

Rivera Torres dijo que declarar contra Martínez era “bien difícil” y que le “dolía”, ya que lo asesoró en su carrera como abogado, en su campaña política en el 2004 y lo trataba como a un hijo.

A preguntas de la fiscal federal Monique Abrishami, Rivera Torres relató que pocas veces Martínez se reunió en su oficina con personas interesadas en la aprobación de proyectos de ley, como lo hizo con Bravo. Al cabo de una de esas reuniones -en la que también estaban presentes los senadores Jorge de Castro Font y Carmelo Ríos- el grupo habló del futuro viaje a Las Vegas a ver una pelea de boxeo de Tito Trinidad, y de lo emocionados que estaban.

El abogado contó también que los proyectos que promovía Bravo no le parecían buenos para las pequeñas empresas de seguridad privada.

Los proyectos buscaban establecer un código de conducta en los centros comerciales de manera que los guardias de seguridad pudiesen intervenir con personas. Bravo quería que esa pieza se convirtiera en ley, toda vez que su principal cliente era Plaza Las Américas y había mucha incidencia de robos que querían atajar. El otro proyecto elevaba por mucho los costos y requisitos que se impondrían a toda empresa que quisiera dar servicios de seguridad, sin importar la cantidad de empleados que tuviese. La empresa de Bravo tenía sobre 200 empleados y él podía absorber los costos.

La fiscal Samper le mostró a Rivera Torres hojas de asistencia y minutas de dos vistas públicas de la Comisión de Seguridad de Pública que Martínez presidía en que se discutieron los proyectos. De esos documentos se desprende que no hubo ningún otro legislador presente además de Martínez, ni ninguna otra empresa de seguridad privada que se fuera a ver afectada con las medidas propuestas por Bravo. Las vistas no duraron ni una hora cada una.

Poco después de esas vistas Bravo y Martínez se fueron a Las Vegas junto a otras personas, incluyendo De Castro Font. Martínez pudo viajar porque Juan Bravo le pagó su pasaje, según él mismo le confesó a su exasesor. Incluso viajó en primera clase gracias a los puntos acumulados que tenía su amigo José Torres, con quien también viajó y se hospedó en la llamada ciudad del pecado.

El 17 de mayo de 2005, dos días después de regresar del viaje, uno de los proyectos fue aprobado en el Senado. Seis días después, el 23 de mayo de 2005, se aprobó el segundo proyecto.

La teoría de la fiscalía es que Bravo le pagó el pasaje a Martínez a cambio de que él lo ayudara a pasar los proyectos de ley que le beneficiaban a su empresa.

El testigo dijo que cuando estaban planificando el viaje le advirtió a Martínez que no viajara con Bravo.

“Yo le dije que no era propio que no estaba bien”, declaró.

Para el 2008 ya Rivera Torres no trabajaba con el exsenador y los federales comenzaron a investigar. Martínez lo visitó en su hogar y tras quitarles las baterías a sus respectivos celulares se fueron a la terraza a hablar. Martínez le dijo allí a su exasesor que “él no iba a ir preso por un pasaje de avión”.

Martínez y Bravo fueron encontrados culpables en el 2011 por varios cargos relacionados al viaje. Ambos cumplieron cerca de un año de prisión. Pero el Tribunal de Apelaciones de Boston revocó el veredicto. La fiscalía federal decidió presentar el caso nuevamente. El testimonio de Rivera Torres continúa en hora de la tarde.